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El fallo en el tren de aterrizaje de un Boeing 747 de la compañía Iberia obligó a que el avión, con 378 personas a bordo, tuviera que efectuar ayer de madrugada un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Barajas (Madrid), sin que se registrara ningún contratiempo, ya que la operación se realizó con toda normalidad y los pasajeros pudieron abandonar la nave por su propio pie, informó la compañía aérea.

El avión abandonó el aeropuerto madrileño con destino a Montevideo, capital de Uruguay, y Buenos Aires (Argentina), a las once y media de la noche. No obstante, en el momento del despegue dos de las ruedas del tren de aterrizaje reventaron y dañaron uno de los 4 sistemas hidráulicos de la nave.

Al darse cuenta de los daños producidos, el piloto avisó a la torre de control para realizar un aterrizaje de emergencia. Los responsables del aeropuerto despejaron entonces una de las tres pistas de Barajas y activaron todos los servicios sanitarios y de seguridad del aeropuerto, entre los que se incluyen Bomberos y Policía.

La pericia del comandante de vuelo impidió que el brusco aterrizaje causara víctimas y los pasajeros descendieron del avión por sí mismos.