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Si vives en Mallorca, sabrás que esta de mayo es esa semana en que dan las nueve de la tarde y no ha anochecido. Habrán empezado esos días de luz, que incluyen el Bloomsday de Joyce, y que se van a mantener en todo su apogeo (incluso en estos tiempos de clima agitado por la violencia ejercida contra el planeta) hasta después de la Noche de San Juan. Los días de luz serán tu batería, serán nuestra batería, la que nos recargará para todo el año. Estos de mayo y junio, son los mejores días para preparar cualquier plan, para tomar esas decisiones que vas posponiendo y para tomar impulso y seguir adelante. De poder elegir, tendrías que tomarte unos días de vacaciones, pero unas vacaciones de verdad, unas vacaciones breves a modo de pausa y paréntesis. Ni esperas, ni aviones, ni horas de cola. Ni carreras por hacerlo todo en tres días como si no hubiera mañana. Días libres para desconectar y sólo con un compromiso mínimo: que a determinada hora, entre las seis y media de la tarde y antes de que den las nueve, habrás de asomarte a la calle, mirar al cielo, buscar el reflejo de rayos de sol en los cristales, comprobar qué colores forman, seguir su evolución (un chorro de luz puede pasar de un cristal a otro) y embeberte por completo con ese episodio, breve pero intenso. Estos días de luz, y momentos así, tendrán el efecto de la recarga de un móvil. Pero ojo. En estos días, y en la medida de lo posible (que sepas que siempre todo es posible) tratarás al móvil como si fuera un teléfono y nada más. Y como cada vez hay menos gente que llama por teléfono, es posible que no te sorprenda ninguna llamada. Naturalmente lo primero de todo será olvidar sms y guasaps y poner el móvil en modo avión , si es que no lo dejas en casa. En el fondo, no hay nada que hagas que no hayas elegido. Pero estos días de luz son los mejores para entenderlo. Son una batería.