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Mientras Francia ha optado por atajar el problema de raíz y multar, a partir del año que viene, a todos los pacientes que no acudan a su cita con el médico, en Baleares la responsable de Salut, Manuela García, prefiere apelar a la solidaridad y recordar que esta falta de asistencia penaliza al resto de enfermos, buena parte de los cuales lleva esperando desde hace muchos meses una llamada en la que le den el día y la hora para acudir al especialista. Y es lógico confiar en el ser humano y pensar que, en caso de no poder ir, anulará la visita, pero todos sabemos, incluida la consellera que esto, salvo en un pequeño porcentaje, no va a ocurrir, porque prima la insolidaridad, porque la mayoría no piensa en el grave perjuicio que está ocasionando a los demás y para demostrarlo ahí están las 240.000 personas que el pasado año no acudieron a la consulta con el facultativo, por lo que, además, de creer en la buena fe de la gente, no estaría de más que se pensara en otro tipo de medidas más eficaces. Y no hay nada más eficaz que tocar el bolsillo.