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Se lo volví a escuchar decir el otro día por la radio a uno que, parece, de esto sabe mucho: Tenemos posibilidades. Quiénes y de qué, seguro que se preguntan ustedes. ¿Los españoles de conseguir que los británicos nos devuelvan algún día Gibraltar? ¿Los europeos de que el euríbor empiece a bajar a partir de los próximos meses? No, Carolina Marín de ganar el torneo de bádminton de los próximos Juegos Olímpicos. Por lo visto hemos vuelto a ser campeones de Europa y con este van siete u ocho títulos seguidos. El problema serán las asiáticas, pero, de momento, y viendo tal como estamos rindiendo en los últimos torneos, la cosa promete.

No deja de llamarme la atención ese uso un tanto libérrimo de la primera persona del plural que hacen los hinchas y algunos periodistas deportivos. No solo tengo amigos que no han pisado nunca el Bernabéu y, sin embargo, aseguran haber ganado no sé cuántas ligas, sino que hay uno que debe de pesar lo menos ciento veinte kilos que se me ha apuntado catorce Roland Garros por la patilla. Luego, está ese otro plural mayestático que a estas alturas ya solo utilizan el Papa y los deportistas en las entrevistas. Nosotros, empieza diciendo el campeón de turno. Y luego te cuenta lo que ha hecho él solo: hemos hecho una buena temporada, hemos batido el récord, se nos ha atragantado ese puerto de montaña o la final ha sido dura pero hemos conseguido imponernos. De dinero no habla nunca, pero así a ojo parece que por esto último nos hemos llevado una millonada.