TW
7

Con una, para mí, sorprendente facilidad, el Partido Popular de Balears se ha entregado a las exigencias de Vox en cuestiones que deberían ser nucleares en formaciones que se autodefinen como democráticas. La derogación de la ley de memoria democrática que proponen los diputados de la ultraderecha en el Parlament, representados por Idoia Ribas, tiene asegurados los apoyos de los conservadores que lidera Marga Prohens. El despropósito es descomunal. El nuevo texto se basa en la justificación del golpe de Estado de 1936 y la posterior Guerra Civil, además de la dictadura franquista que se prolongó hasta la muerte de Francisco Franco. Cierto es que la República cometió importantes errores, pero ello no puede servir de pretexto para su deslegitimación como régimen democrático y menos para validar cuarenta años de represión. Pretender devolver al olvido a todas las víctimas de este período histórico -desde 1931 a 1975- es una vergüenza inadmisible. El PP no puede hacer suyo el relato histórico de Pío Moa, como sí hace Vox. Con esta actitud, la derecha democrática de las Islas firma con parsimonia su claudicación ante la extrema derecha y confirma la debilidad de sus dirigentes.

En su ofensiva general contra el PP balear, Vox amplía el foco. La derogación de la ley de memoria democrática se añade a la modificación de los topónimos de Calvià para recuperar su versión castellanizada. Santa Ponça pasa a ser Santa Ponsa y Peguera vuelve a ser Paguera. Son dos ejemplos, pero suponen la ruptura de un consenso de décadas que han respetado todas los partidos que han gobernado hasta ahora en el municipio, tan sencillo como aceptar los topónimos que aprobó el Govern con el aval técnico de la UIB. Vox lo ha dinamitado todo, por tanto no debería extrañar que pronto se recuperen calles dedicadas al general Goded o a Arturo Rizzi y plazas como la del teniente coronel Franco. Así se las gastan los seguidores de Santiago Abascal por estos lares con el beneplácito de los dirigentes locales del PP, una manera de actuar que no creo que compartan la mayoría de su militancia y mucho menos de su electorado.

Es imprescidible que Marga Prohens rectifique cuanto antes en su estrategia de sumisión ante Vox, una actitud que además de ser indigna también alienta a sus adversarios políticos; incluso en unos momentos como los actuales en los que está viviendo sus momentos más críticos. Es en estos momentos en los que es preciso evidenciar el peso político y social de que dispone el PP, la claridad ideológica de su formación y su compromiso democrático. No hacerlo supone comulgar con el pasteleo de Pedro Sánchez para sobrevivir en el Gobierno. Así de claro.

¿Acabará la legislatura?

Tres meses quedan por delante para averiguar si la legislatura cumplirá los cuatro años, como desea y proclama el presidente Sánchez, o los resultados de los comicios vascos, catalanes y europeos le dan el descabello. Lo cierto es que, según las encuestas, Alberto Núñez Feijóo no logra un avance claro sobre el PSOE a pesar de las turbulencias de las últimas semanas. Queda un tiempo por delante que nos llevará al límite en nuestra capacidad de sorpresa.