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Es conocido que el motor de la innovación no está solo en el proceso tecnológico que fue su impulsor en la era industrial sino también, y de manera significativa, en la sociedad. Por ello la Comisión Europea define innovación social (IS) la capacidad de desarrollar nuevas ideas (en productos, procesos, servicios y modelos), que den soluciones a las necesidades y a los grandes retos de la sociedad y que, a la vez, permita nuevas y mejores formas de relación y colaboración que refuercen capacidad de la ciudadanía para actuar en los procesos de innovación. La innovación social está presente en muchas iniciativas de la UE y tanto los Estados miembro como las regiones pueden cofinanciar proyectos de IS tanto a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) como del Fondo Social Europeo (FSE). Podría coincidir con quienes afirman que la innovación es social en su fin, puesto que su objetivo es, en definitiva, mejorar la calidad de vida de la gente; pero la IS es aquella que es también social en los medios para conseguir dicho objetivo, es decir, la que se ocupa de la formación y la información de las personas al considerarlas actores relevantes en el proceso de innovación. Innovar requiere tener una visión global de los retos y cruzar las fronteras sectoriales y administrativas para solucionarlos. Así, por ejemplo, dar respuesta al envejecimiento de la población exige cambios en la legislación sobre el empleo y las pensiones, nuevos modelos de atención a las personas mayores y nuevos tipos de vivienda, solo por citar algunos puntos. Se trata de promover la colaboración entre expertos en distintas disciplinas y entre organizaciones públicas y privadas y de apoyar las buenas iniciativas promovidas por personas, comunidades, empresas y organizaciones para responder a las necesidades de la sociedad. De ahí la importancia de los distritos de innovación, como el que promovió en el Nou Llevant de Palma el anterior gobierno municipal y que el nuevo se ha comprometido en apoyar. Se trata de áreas urbanas donde conviven los distintos actores que intervienen en los procesos de innovación, donde crece y fluye el conocimiento y la creatividad, físicamente compactas para fomentar la colaboración, accesibles para el transporte público, técnicamente bien equipadas, y que proporcionan calidad y buenas oportunidades para vivir y trabajar. Todas ellas condiciones de un alto valor añadido cuando se trata de atraer las inversiones y el talento para ser parte de una nueva economía, que evoluciona con rapidez y que crea oportunidades de negocio y emprendimiento.