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No podemos prescindir de la historia; no para encerrarnos en un pasado, sino para apelar a las raíces: cuanto más profundas, más savia dan al árbol. Por otra parte, cuando nos atrae mirar hacia atrás y regocijarnos en los recuerdos, es señal de que nos hemos vuelto mayores. A los 86 años se me ocurre pensar en tres viajes que marcaron y motivaron mi vida por la ilusión que puse en ellos: Palestina, y saciarme durante un mes de pisar la tierra de Jesús. Roma, para ampliar estudios, con las licenciaturas en Filosofía y Teología. California, con las nueve misiones de mi paisano San Junípero Serra… ¿Te gustaría ir a Tierra Santa? Irías con el petrolero que cada mes nuestra compañía de refinería envía, para cargar en Sidón. Aquella invitación de mi amigo fue maravillosa para un recién ordenado sacerdote…

Ya nos acercamos a la Pascua. Recordemos y vivamos interna y apasionadamente aquellas palabras que alguien dijo al pie de una cruz: No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido. Ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Muéveme, Dios mío, el verte clavado en una cruz y escarnecido…