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'Zorra' es una palabra que utilizan los hombres machistas y violentos contra las mujeres. No es una palabra inocente a la que se le pueda dar un significado diferente al que se viene utilizando cuando un hombre, también algunas mujeres lo utilizan, quieren degradar a una mujer. Por tanto pocas bromas. Ya está bien de esta tendencia que pasa por ser modernísima y liberadora de que todo depende de la voluntad de cada cual. La banalización extrema de conceptos y palabras, con la teoría de que cada cual es lo que dice o decide ser, esconde un ataque sibilino pero sin duda brutal contra las mujeres.
De manera que no es baladí el debate que se ha abierto paso a cuenta de la canción ‘Zorras’ con la que España concurrirá a Eurovisión. Como ha dejado escrito Laura Freixas «el lenguaje no se limita a reflejar imparcialmente la realidad (sexista) sino que refuerza el sexismo mediante juicios de valor». Y pone un ejemplo el de «putas» y «puteros». Puta es despectivo mientras que putero no lo es. Es obvio que el lenguaje no es inocente y hay palabras que lo son menos que otras, zorra es una de esas palabras. De ahora en adelante cualquier hombre nos podrá llamar ‘zorra’ alegando que lo hace de manera cariñosa y sin ninguna mala intención, que la palabra ya no significa lo que significa y que por tanto no debemos sentirnos ofendidas. A eso lleva la banalización, a eso lleva este nuevo ataque machista y reaccionario hacia las mujeres.

Los que pretenden tamaño desatino están imbuidos de un machismo tan insoportable como mal disimulado por más que al presidente del Gobierno le haga gracia el asunto y considere que quienes están en desacuerdo con la canción es porque prefieren el Cara al Sol.

Hay que tener cara dura para decir tamaño despropósito insultando a todas las mujeres que se han manifestado y se manifiestan frente a la banalización de la palabra ‘zorra’. A mi no me hace ninguna gracia ni las palabras del presidente, que me parecen el colmo de un machismo rancio, ni la canción de marras.