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Ve uno el panorama y no puede más que acordarse del tango Cambalache, inmortalizado por la portentosa voz de Julio Sosa. El Gobierno de Israel, dando un paso largo en su propósito de exterminar a la población palestina o, en su defecto, erradicarla de su territorio, acaba de iniciar lo que han llamado una «operación masiva» sobre Rafah, ya en la frontera con Egipto, donde se hacinan casi un millón y medio de seres humanos sin viviendas, sin medios, sin recursos y sin esperanzas, dado el comportamiento que está teniendo la comunidad política internacional, y muy en particular la vergonzante Unión Europea, ante el genocidio.

Pero por aquí, por nuestros pagos, pese a lo tremendo y espantoso de la situación, Gaza ha empezado a dejar de ser novedad y ya no es noticia de portada. Pasó con la guerra de Ucrania, aún en carne viva, pero de la que ya nadie habla pese a la mucha matraca que nos dieron con ella. Por aquí, ya digo, estamos ahora en otras cosas, como la canción Zorra, del dúo Nebulossa, que tiene perturbado a medio país, o el cartel de la Semana Santa sevillana, donde Cristo, dicen, aparece como un metrosexual cualquiera. Eso por no hablar del último chiste de nuestro mejor cómico nacional, Núñez Feijóo, que nos cuenta cómo las vacas destilan metanol gracias a sus cuatro estómagos, o de la pericia que está adquiriendo Carles Puigdemont en pegarle tiros a sus propios pies.

No digo yo que eso no importe, ya que es nuestro pan de cada día, pero no olvidemos tan pronto la tragedia del pueblo palestino.