TW
0

Se llama Música Antigua, se emite los martes entre las once y las doce de la noche por Radio Clásica de Radio Nacional de España. Lo presenta Sergio Pagán -una noche, no hace mucho, dedicó un comprometido programa al nuevo Herodes, el de las matanzas de Gaza- y desde que empezó enero viene contando que se jubila, que da un paso atrás después de cuarenta años y deja paso a nuevas voces, como la de Clara Sanmartí. Este último martes terminó otro brillante programa con un adagio de Albinoni. Se despide cada noche diciendo «sed felices». Música Antigua es un remanso de paz, es la mejor manera de acabar una jornada. Es relajante, un pequeño espacio para la desintoxicación del día a día. Hay noches, como esa del último martes en la que Pagán indicó que le quedan quince días al frente del programa, que llega a rozar lo mágico. Lo dedicó a explicar el proceso de elaboración de un programa. Y, entre música y música, dijo: «Imaginen que están oyendo este programa en un pueblo de Menorca que se llama es Castell». Bueno, Pagán pronunció «Es Castel», acabando con una sola ele. Y en unos minutos, o segundos (pues los segundos de la radio duran minutos, todo va de una manera pausada y las voces se mezclan con adagios, pasacallas, chaconas u oratorios) describió el viaje de las ondas entre los estudios de Arganda del Rey, en Madrid, hasta una casa de es Castell, donde alguien ha sintonizado el 97.1 de la FM. Y describió el camino de la señal desde que el contenido de una carpeta de producción sale del estudio 206 de Arganda del Rey y se envía por cable a un satélite Hispasat, que orbita sobre Brasil para luego regresar en forma de ondas a los Pirineos. Y explicó cómo, convertido en FM, todo viaja a un repetidor, «de un monte de Menorca que se llama Monte Toro». Y la magia culmina en es Castell. Y es un momento de sosiego en que Albinoni lo llena todo.