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Todos tenemos asignaturas pendientes. Me habían hablado mucho de Acorar, la obra teatral que hace años que se mueve por los escenarios de Mallorca y de Catalunya. Una obra de Toni Gomila, un excelente actor mallorquín.

Hace unos días pude por fin asistir a una representación de Acorar en el teatro Mar i Terra de Palma. A veces, oyes hablar a numerosos conocidos positivamente de una obra teatral. Te llegan tantos inputs favorables que tus expectativas son altas. Eso supone un riesgo. Cuanto más esperas de algo en concreto, más exiges, sin ni siquiera darte cuenta. Es el mecanismo que regula las expectativas humanas. Si esperamos mucho, la posibilidad de acabar decepcionados aumenta.

Esperaba mucho de Acorar, el monólogo de Toni Gomila. Demasiadas personas me habían hablado bien de este monólogo que se centra en el tema de las ‘matances’ del cerdo de toda la vida para revivir costumbres, idiosincrasia, forma de entender el mundo y carácter mallorquín. A partir de la anécdota concreta, las ‘matances’ del cerdo, vamos a la categoría: cómo somos los mallorquines, cuál es nuestra identidad como pueblo, y de qué manera somos capaces de ir perdiendo esa identidad. A pesar de los pesares, a pesar de lo que nos legaron nuestros antepasados, e incluso de nosotros mismos, un pueblo de supervivientes de demasiadas derrotas y muchos combates, vamos renunciando a ser quienes somos, dejando por el camino el legado de nuestros antepasados, aquello que es esencial y único, una forma de entender y transmitir la vida.

Acorar es una obra magnífica. Me atrevería a decir que podemos considerarla un clásico de nuestra herencia cultural. Un delicioso monólogo, rico en matices, lleno de palabras que son un tesoro, de expresiones propias y de reproches velados.

Todos los jóvenes deberían ver este monólogo antes de pasar por Selectividad, que es la prueba que precede nuestro camino universitario de vida adulta. Acorar tendría que ser un requisito indispensable antes de comenzar el viaje iniciático que es vivir. Gracias, Toni Gomila, por esta delicia magnífica e hiriente, sutil y directa, amorosa y bestial.