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El mundo en general y en España de otra forma, hemos entrado en una espiral de violencia, que sólo puede generar sufrimiento e injusticia. Se precisan Estadistas en letras mayúsculas y no mercaderes y extremismos ideológicos o religiosos. La amnistía está generando una división de consecuencias muy previsibles. El dictador Sánchez no gobierna para todos los españoles. Habla en nombre de España como si él fuera España. El Parlamento se ha convertido en un corral de Sánchez y sus títeres. La presidenta Armengol sigue los dictados del dictador y Yolanda mece la cuna del buenismo y la falsa democracia. El Parlamento es el sagrario de la democracia. Representa a todos los españoles. En realidad, con la ley electoral concede a Bildu un número de escaños que no es equitativo ni justo, al igual que los partidos que sólo representan a su Autonomía. En el otro extremo está Abascal, encendiendo el fuego del neofranquismo en un ejercicio de irresponsabilidad peligroso. Todos hablan en nombre de España. La mayor parte de los españoles no está, de acuerdo con tanta violencia verbal y la propagación del fuego de la ideología extrema. Queremos que vuelva el espíritu de la Transición. Parlamentar, llegar a acuerdos para la concordia. Deseamos sentido común. Pacificar el momento que vivimos con sabiduría y sentido de la responsabilidad. Ayuso tampoco puede hablar en nombre de los españoles. Ella representa a Madrid. La capital es una parte importante de la nación, pero no es España. La Edad Media está pasada. El futuro y la realidad son absolutamente diferentes. Somos un Estado plurinacional. Ello exige entender que hay Comunidades con lenguas propias que hay que respetar y entender. Se debe integrar no segregar y menos aún imponer. Dialogo, consensos y pactos para llegar a encajar este maravilloso puzzle que es España. El PP debe medir muy bien su oposición, templar a Ayuso y el poder mediático madrileño debe ayudar a lo dicho. No encender mechas con exageraciones y demagogia. Debe imponerse la serenidad. El odio y la violencia sólo son un fuego que se centrifuga para luego propagarse con consecuencia siempre trágicas. La amnistía no es mala en su esencia. Incluso puede ser necesaria pero no se negocia sin luz ni taquígrafos, con interlocutores no adecuados. Se gestiona en el Parlamento con el PP como principal partido de la oposición. La finalidad es adaptar el mapa político y sociocultural a la realidad actual.