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Siempre que observo a un alto dirigente de la derecha, elegantemente vestido y con su típica representación de ciudadano ejemplar patriota preocupado por los cambios acaecidos en los últimos tiempos, me parece que se trata de una modesta representación teatral destinada a provocar la risa en los espectadores. Saben aquel que diu. De ningún modo pienso que su actitud y mucho menos lo que expresan a voces hayan de ser consideradas en serio y sí con una alta dosis de jolgorio. Pese a lo continuamente equivocado que estoy, algo nada extraño por otra parte, debo reconocer que son muy ingeniosos a la hora de sacar eslóganes que luego se repiten hasta la saciedad. Sí, también es evidente que son producto de una imaginación infantil y poco trabajada (caray, creo que me estoy describiendo a mí mismo), pero de todo este tema me gustaría saber que opina el etarra Txapote, el hecho de que su nombre haya sido el más pronunciado el Día de la Hispanidad durante el desfile de las Fuerzas Armadas, que encabece el eslogan de moda desde hace bastante tiempo y que esté en boca de todos los conservadores de este país que se comportan como auténticos radicales de fútbol. Sólo les faltan cazadoras Bombers y botas Doc Marteens debajo de sus trajes y corbatas. ¿Se siente orgulloso ese etarra de que la derecha lo haya catapultado a una suerte de leyenda? ¿Un símbolo de esa casposidad que nos asola? Tal vez sea una estratagema pepera con la intención que este tipo de alimañas se ahorquen en sus celdas, el convertirlos en símbolos de su ¿programa? político. Es evidente que, tras meses de alentar este pobre eslogan, en ningún momento se les ha pasado por la cabeza a los dirigentes del PP que a las víctimas del terrorismo de ETA como Consuelo Ordóñez les sienta como un tiro. Pero da lo mismo con tal de berrear pullas a Pedro Sánchez, las mismas que le entran por un oído y le salen por el otro mientras sonríe en silencio.