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Verecundia. 1. f. vergüenza.

De mayo a septiembre, son cuatro meses de esfuerzo y sacrificio; con total seguridad, de apuros económicos vividos por los y las guionistas de Hollywood; que encontraron en la huelga, además del apoyo de actores, su merecido reconocimiento y el justo pago a su labor.

En Detroit, Estados Unidos, los trabajadores del sector del automóvil siguen, tres meses después, en huelga; incluso contando con el respaldo del presidente del país que hizo acto de presencia en una de sus jornadas de protesta.

No es difícil imaginar lo empinada que se hace la cuesta para llegar a fin de mes cuando uno decide no ceder en la lucha por sus derechos, renunciando al sueldo mensual; incluso cuando este pueda ser mísero.

En nuestra comunidad no parece funcionar esta práctica, mientras los empresarios vociferan con sarna que doce solo son media jornada; los camareros se cansan de recordar que hacen más horas que un reloj, que los contratos no respetan los convenios o que los propietarios se las saben todas para no pagar horas extras, festividades o nocturnidades; la falta de puestos de trabajo en otras disciplinas y la necesidad económica son suficientes argumentaciones para aceptar condiciones leoninas.

Por otra parte parece que los camareros no forman parte de un buen sindicato que proteja sus derechos, y que los que conocemos dan síntomas de dormidos en los laureles, defendiendo más sus ayudas y subvenciones, que justas demandas laborales.

Da incluso escalofrío imaginar una comunidad, como la nuestra, con los camareros reunidos en plazas, con pancartas y arengas, mientras en bares y restaurantes (los que puedan) atienden sus propietarios, frente a la gran mayoría cerrados bajo el cartel de ‘se necesita personal’. No soy vidente, pero me da que los sueldos, las horas y turnos rápidamente estarían en parámetros razonables… y la posibilidad de ver al presidente del país en la foto abrazando a los camareros, uno de los sectores en el que ejerce mayor número de conciudadanos, tiene su que aquel.

Con toda probabilidad, nos hartaremos de leer, por parte de responsables de negocios de hostelería, que ni están tan mal, ni lo hacen con la profesionalidad que les otorgaría mejoras y es que cada uno cuenta de la feria como le va en ella.