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Durante las últimas semanas, se han sucedido artículos, actos, manifestaciones y vigilias conmemorando el 50 aniversario de la muerte de Víctor Jara, el cantautor chileno asesinado por quienes, en 1973, dieron el golpe de Estado en su país, y también con motivo del primer aniversario de la muerte de Mahsa Amini en Irán, tras ser detenida por la ‘policía de la moral’ por llevar el velo de manera ‘inadecuada’. Se da la circunstancia que ambas muertes se produjeron un mismo 16 de septiembre, con 49 años de diferencia.

En Chile, durante los 16 años de dictadura, las protestas fueron creciendo en magnitud, diversidad, y fuerza y, aunque el régimen reaccionó con represalias, fueron el entorno donde se organizaron las alianzas entre demócratas que diseñaron la estrategia política para poner fin a la dictadura. Ya en democracia, la Comisión de la Verdad y Reconciliación, creada en 1990 y que investigó los casos de violaciones de derechos humanos durante la dictadura, determinó que Víctor Jara había sido asesinado. En el 2018, la justicia condenó, por ello, a nueve oficiales de las Fuerzas Armadas a penas de hasta 25 años, sentencia que ha sido ratificada recientemente por la Corte Suprema. Han pasado 50 años y de los condenados ya solo viven seis, pero se ha hecho justicia, tardía para un crimen que simbolizó el horror de la dictadura.

De la muerte de Mahsa Amini hace sólo un año. Fue el detonante para que las mujeres iraníes expresaran su rechazo a unas leyes injustas. Las protestas fueron reprimidas con violencia provocando muertos, heridos, detenidos y ejecuciones públicas para alentar el miedo entre la gente. El régimen cerró plataformas y restringió el acceso a internet, pero las imágenes consiguieron dar la vuelta al mundo.

Para evitar movilizaciones, unas semanas antes del primer aniversario, se arrestaron periodistas, activistas y familiares de personas fallecidas en los enfrentamientos. También el padre de Mahsa fue detenido, y al poco tiempo liberado, prohibiéndole que organizara ningún acto en recuerdo a su hija. Pero la represión no parece haber logrado frenar las protestas. En palabras de Nilufar Saberi, activista exilada en España, «estamos a lo que haga falta, incluso a perder la vida para que las siguientes generaciones no vivan en el infierno en el que nos hemos visto envueltos. Lo vamos a conseguir, esto no tiene vuelta atrás, estamos dispuestos a luchar».

Masha Amini se ha convertido, al igual que Víctor Jara, en un referente de la lucha por la libertad en un país bajo un régimen totalitario. Acabaron con sus vidas, pero no con su memoria. Su lucha seguirá, porque, como dice Víctor Jara en su Canto Libre: «Mi canto es una cadena/sin comienzo ni final, /y en cada eslabón se encuentra/el canto de los demás».