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Hay gente que se toma muy en serio a sí misma, Dios sabrá por qué, y luego a partir de ahí ya se toman exageradamente en serio la política, la sociología, el éxito, el dinero, la patria, la identidad, la tecnología, la moral, las ideas y opiniones, el sexo, la inteligencia, la cultura, todo. Incluso lo que dice la gente seria, de cara larga y mirada inquisitiva. Todo se vuelve entonces enormemente serio, grave, transcendental; empiezas con la tontería de tomarte en serio a ti mismo, y acabas tomándote en serio todo lo demás, que es todo. Hasta el sector del espectáculo y el entretenimiento, cineastas, escritores, comentaristas, artistas y tuiteros, se toma muy en serio lo fundamental de su función, y como ese ámbito está lleno de creativos, su creatividad es la cosa más seria del mundo. Humoristas hay que se toman en serio sus propias chanzas, que consideran auténticos acontecimientos, bienes de interés cultural, como el trasero empoderado de ciertas cantantes. Imposible saber hasta dónde llegará la seriedad, y la solemnidad, de tipos que se toman en serio a sí mismos. Bueno, es igual, no tiene importancia. La gente es muy libre de tomarse en serio lo que le dé la gana, allá ellos. Lo que ocurre con este asunto es que precisamente los que más en serio se toman a sí mismos, a veces hasta el delirio, suelen ser los que más mandan. Políticos, dirigentes y autoridades en esto o en lo otro. Y claro, ahí sí que la cosa se complica y se vuelve peligrosa, aunque nada seria. ¿Cómo tomarnos en serio tamaños disparates? Imposible. ¿Vieron la seriedad de Putin durante la visita amistosa del líder norcoreano Kim Jong-un? Porque ese, que todo se lo toma a la tremenda, sí que se toma en serio a sí mismo. ¿Y cómo logra Putin tomarse también en serio a tan grotesco sujeto? Por lo dicho. Porque Putin cree en sí mismo, se toma muy en serio, y a partir de ahí… A partir de ahí, lo que haga falta. Todo. Sí, ya sé que es un ejemplo extremo, pero los ejemplos moderados no sirven para nada. No ilustran sobre los estragos de tomárselo todo en serio, empezando por uno mismo, mis virtudes, mis ideas, mi extraordinaria importancia. Un fenómeno terrorífico que se está haciendo viral.