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Sí, claro que vamos a hablar de este tema, y más un marrano y un pervertido sin remedio como yo. Y no, ya sé de sobra que este tema no es algo que tenga demasiado interés, y por eso seguro que esto no lo está leyendo nadie ahora mismo (ni tú tampoco, no te preocupes).

Porque a nadie le interesa que una cantante muestre sus pechos en un concierto como forma de reivindicación de la libertad y del derecho a hacer lo que le dé la gana con su cuerpo. No les interesa a los progres que piensan que un acto así cosifica y banaliza a la persona que lo ejecuta, ni les interesa a los conservadores que creen que es un acto de mal gusto y que ridiculiza a quien lo ejerce, ni les interesa a los haters que opinan que solo lo hace por promocionarse, ni les interesa a los morbosos que ante la visión de un pecho femenino son capaces de volverse locos y echar espumarajos por la boca.

Así pues, y visto lo visto, un acto de esta naturaleza tan específica es algo que tal vez solo nos interese a quienes gozamos abiertamente de la belleza (sea masculina o sea femenina) de un cuerpo orgullosamente desnudo (femenino o masculino), y que estamos contentos (y mucho) de que alguien como Eva Amaral celebre la vida de la forma en que lo ha hecho, precisamente porque le apetece hacerlo y no quiere que nadie le diga lo que debe hacer o no con su cuerpo.
Pero la verdad es que para ser algo que nos interesa a tan pocos, es algo a lo que muchos y muchas están prestando bastante atención, me parece a mí.