Uno de los privilegios de las sociedades maduras y sabias es comprender que, en los asuntos públicos y colectivos, sólo lo contradictorio se mueve y lo que no se contradice a sí mismo acaba por empantanarse y, a la postre, marchitarse. La izquierda balear aún se está golpeando el pecho dando vueltas al trauma de cómo ha perdido el poder. ¿Qué hemos hecho mal?, se preguntan. Pero la propia incógnita lleva implícita la explicación de su fracaso. Tras ocho años calentando sillones y moquetas de poder, lo que determina el mañana, lo que legitima la obra realizada, lo que exige la soberanía popular, es el cambio de caras, caretas y caperuzas. El electorado, sea de izquierdas o de derechas, sea fiel, opte por la abstención o cambie el sentido del voto, rechaza en sociedades avanzadas como la balear el super profesionalismo eternizador de las cúpulas dirigentes. Por eso lleva ya casi un cuarto de siglo sabiendo votar cambio en una u otra dirección cuando ha llegado el momento.
Renovación o pantano
Palma12/06/23 9:25
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Y lo que han ayudado la mayoría... con SU SILENCIO durante OCHO AÑOS e INCLUSO DEFENDIENDO .