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Ya a las puertas de las urnas, la ciudadanía de Balears parece haber olvidado los desmanes de José Ramón Bauzá en la legislatura 2011-15, que estuvo a punto de provocar una revolución social con los docentes al frente. La manifestación de las camisetas verdes de septiembre del 2013 fue la mayor concentración en toda la historia del Archipiélago contra un president en activo. Pero han pasado dos legislaturas y aquel recuerdo es cada vez más borroso. Incluso el Consolat, cuyos dirigentes llegaron al poder gracias a aquel impulso de base, ya no piensa en modo camiseta verde.

Eso es lo que ha provocado que un grupo de profesores insistan en que el Govern apruebe estos días in extremis los estatutos del Col·legi Professional de Docents, un organismo que obtuvo la luz verde del Parlament en 2015 entre malas caras de la derecha. Sin embargo, el Govern no ha aprobado aún sus estatutos, por lo que este colegio no ha podido ponerse en marcha. Los profesores opinan que bastaría un simple trámite de la Conselleria de Presidència para dotarles de arquitectura legal y permitirles arrancar. Han iniciado una campaña de recogida de firmas. Temen que caso de ganar las elecciones el tándem PP-Vox se produciría una nueva ofensiva reaccionaria tal y como pasó con Bauzá. Por eso quieren que Armengol actúe. Los docentes podrían tener un instrumento de resistencia mucho más sólido e institucional.

La singularidad de este colegio es que englobaría a todos los profesores y maestros, desde preescolar a la universidad, tanto públicos como concertados y privados. Los promotores aseguran que se han perdido cuatro años. Sería una experiencia única en toda España, como única fue también en las aulas la defensa de símbolos, lengua y personalidad de Balears cuando Bauzá cargó contra ellos.