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Las últimas encuestas apuntan que ni PSOE ni PP obtendrán mayoría suficiente para gobernar en solitario. Por si fuera poco nos lo han dejado claro desde los propios partidos: Pedro Sánchez no tiene dudas de que volverá a gobernar con Podemos. Y Podemos tampoco tiene dudas: volverán a gobernar con Pedro Sánchez. Como tampoco tiene dudas Yolanda Díaz de que volverá al Gobierno con el PSOE.

Votar PSOE es también votar a Podemos y a Sumar. Además la izquierda volverá a coaligarse con los independentistas. En cuanto al PP, lo cierto es que los ‘populares’ sueñan con alcanzar una mayoría suficiente que les permita no tener que llegar a ningún acuerdo con Vox pero los sondeos apuntan, por ahora, que no obtendrán esa mayoría.

Lo peor para el PP es que Vox es su peor enemigo. No dejan de poner zancadillas a Núñez Feijóo. Pero los números mandan y no hay que engañarse, si el PP los necesitara no tendría más remedio que acudir a buscar los votos de Vox.

Ya sé que hay quienes defienden que la aparición de los nuevos partidos son un reflejo de la pluralidad de nuestra sociedad, pero me van a permitir que les diga que siento cierta añoranza del bipartidismo porque ofrecía una estabilidad mayor a la política y por tanto a la vida de los ciudadanos.

Es una pena que Ciudadanos saliera ‘rana’ y no cumpliera el papel que muchos votantes esperaban y es el de que hiciera de partido bisagra, que pudiera gobernar indistintamente con el PSOE o con el PP, centrando a cualquiera de los dos, en función de quién ganara las elecciones. Pero Albert Rivera no tenía la consistencia que se esperaba de un líder y fue en dirección contraria machacando para mucho tiempo la posibilidad de un partido bisagra que temple la convulsa política española y evitar que los principales partidos tengan que recurrir a sus extremos.