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Ojo a estos dos datos: en nuestro país, hay menos nacimientos y hay más prolongación de la vida. Y podría resultar que dentro de treinta años nuestro planeta tuviera el doble de ancianos que de niños; cada generación vive más que la anterior ¿Qué conlleva esta realidad?

Conlleva a una revisión del concepto ‘jubilación’. Al menos en los países desarrollados, muchos de los que nacerán en este año 2023 llegarán a centenarios. La edad de jubilación prevista para 2027 es la de 67 años. ¿Cómo se llevará ese prolongado período de vida (33 años) que irá entre los 67 y los 100 años? ¿Se jubilará uno totalmente como ahora a partir de una edad fija o se irá jubilando por etapas o, tal vez, por tipos de actividad? Y conlleva, además, que en el futuro el individuo deberá aprender a convivir con más generaciones que antes; quizá la tradicional clasificación entre niños, jóvenes, adultos y viejos deberá completarse con más secciones. Las tradicionales dialécticas sociales se incrementarán con la dialéctica entre los de una edad y otra, está por ver si para una mayor contribución o una mayor confrontación.

Y, mientras tanto, a los que andamos persiguiendo los ochenta nos va subiendo a la cabeza esa extraña curiosidad: a quienes hoy, con cierta ternura, nos llaman vejetes, ¿nos llamarán mañana, con cierto hartazgo, longevos?