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Fachas', ‘nostálgicos del pasado', ‘defensores de una España excluyente' y frases similares se vienen escuchando desde el Gobierno y sus medios afines a propósito de la manifestación celebrada en Madrid contra Pedro Sánchez.

La cuestión es si Pedro Sánchez y los suyos realmente se lo creen o son frases de argumentario. Alguien le debería contar a Pedro Sánchez la animadversión que suscita en amplias capas de la ciudadanía y no exclusivamente en votantes de la derecha.

Uno de los peligros que corren los que ostentan el poder es que terminan escuchando solo a quienes les dan la razón y justifican cuanto hacen. Yo de Sánchez desconfiaría de colaboradores y medios de comunicación que le aplauden hasta con las orejas haga lo que haga. Comprendo que cuando se está en la presidencia del Gobierno recibir criticas día sí y día también no debe ser fácil y que humanamente buscas quién te diga que lo que haces es estupendo y está la mar de bien.

Lo he escrito en otras ocasiones. Creo que el presidente está a falta de que le dejen de contar milongas, de que le expliquen por qué muchas de las medidas que adopta producen el rechazo de tantísimos ciudadanos, y que no le engañen para que no se engañe, creyendo que todos los que le critican o se manifiestan en su contra, son fachas, de extrema derecha y demás.

Sí, Sánchez necesita que le recuerden que solo es un hombre y que por tanto, junto a aciertos, comete errores y que decirlo alto y claro es el mejor favor que se le puede hacer.

Sinceramente creo que al presidente le sobran ‘pelotas' en su entorno. Si, ‘pelotas' por puro interés ya sea de permanecer en el cargo o de quienes necesitan del ‘poder' para otras cuestiones y entonces lo mejor es decir sí ‘bwana' a todo. Por lo pronto no estaría de más que alguien le dijera que muchísimos de los ciudadanos que se manifestaron el pasado fin de semana en Madrid no son ‘fachas' sino que simplemente no comulgan con su manera de hacer política. Así de simple.