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Afortunados los votantes y no votantes de García Page en Castilla-La Mancha y de Lambán en Aragón que pueden saber la opinión de sus presidentes sobre la rebaja del delito de malversación para beneficiar a los independentistas catalanes con el único objetivo de que Pedro Sánchez pueda seguir siendo presidente. Ha pasado tiempo desde que estallara el debate sobre esta posibilidad, primero negada y luego impulsada aprovechando los Presupuestos Generales del Estado, para que Armengol aporte su opinión. Es muy fácil. Nuestra presidenta debería decir si le parece bien que robar dinero público para realizar determinadas políticas ilegales debe considerarse en el futuro un delito menos grave con condenas más suaves. O si está en contra, aunque esta opción prácticamente la descarto.

Porque si a partir de ahora todos aquellos políticos que sean imputados por malversación sin llevarse un euro a su casa y todos los que fueron condenados en Balears en la última década deberían recibir algún tipo de explicación. Ahí tenemos a conocidos políticos que fueron condenados precisamente sin demostrarse que se metiesen dinero público a su bolsillo. José María Rodríguez, por ejemplo, o incluso Jaume Matas. Fueron condenados por malversación y otros delitos pero malversaron, según las sentencias, para beneficiar a terceras personas o a su propio partido político.

Elogio la valentía de García Page de enfrentarse al aparato de su propio partido para opinar lo que muchos ciudadanos consideran que es una aberración. Y lamento la postura de aquellos dirigentes políticos que le acusan de perjudicar al PSOE al denunciar que suavizar el delito de malversación es una barbaridad. Aquellos que hoy apoyan esta medida se arrepentirán porque la historia les pondrá en el lugar que se merecen, pero ese es su problema.

Por mucho que Armengol defienda su gestión por tierra, mar y aire frente a anteriores gobiernos de Balears, mucho me temo que el debate sobre la malversación puede marcar los próximos meses y no precisamente para beneficiar al PSOE. Imaginen que hasta Unidas Podemos ha cuestionado la propuesta para rebajar el delito de malversación.

Si algún colega periodista tiene la oportunidad que le pregunte a Armengol su postura. Debemos conocerla porque no es un tema menor, sobre todo en Balears que fue la comunidad donde más se persiguió a los políticos corruptos y fue un ejemplo frente a la corrupción, con fiscales estrella y jueces valientes. Queremos saber presidenta. Porque mucho me temo que habrá debate sobre malversación en los próximos meses por tierra, mar y aire, que es donde Armengol se siente más cómoda.