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En ocasiones, la fortuna se alía con uno. No sabía de qué escribir y, mira, cesan a Luis Enrique. Por tanto, con mi talante siempre oportunista, me dispongo a ofrecer mi versión del antiguo seleccionador.
Pero un momento, hay cosas más importantes de las que escribir como, por ejemplo, la escasa aportación de Suárez Illana en el Congreso de los Diputados. Aún así, recibió una gran ovación que no sé si es por amistad o simplemente por quitarse de la vista su cara de acelga.

Y sí, ahora voy con Luis Enrique, pero antes déjenme que les comente sobre el caso Pablo Motos, ¿no les dije que era un oportunista hace unas líneas?, pues El Hormiguero es uno de esos programas que no he visto entero jamás en la vida porque salen dos monigotes que me encantaría aplastar a pisotones y luego ahorcarlos del puente más cercano. Por lo poco que he visto, no se me ha ocurrido nunca tildar a Pablo Motos de machista pero sí de cretino. Sospecho que está lleno de micromachismos como me ocurre a mí, pero que en cambio al ser una especie de comediante, eso dicen, los exhibe sin ningún tipo de pudor. Me aburre sobremanera que últimamente salga hasta en la sopa con esa cara de listillo soplagaitas que gasta y se dedique a hacer chascarrillos sobre feminismo y tal. A mí, el feminismo me parece lo único inteligente de este planeta y, además, últimamente me parece adscrito a los derechos de los perros y los gatos, algo que siempre me parecerá bien.

Iba a dedicarle unas líneas a Luis Enrique que para algo ha sido el seleccionador español del último Mundial de fútbol, pero ya me he salido por la tangente y, en ocasiones, más vale hablar de algo interesante y el fútbol y la religión, por ser opio y del malo, dejaron de serlo hace mucho tiempo.