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Sé que se hace difícil escapar del aliento mundialista. Ya sea para comentar el último partido, ya sea para criticarlo o boicotearlo, el Mundial de fútbol es como un pulpo gigante cuyos tentáculos llegan a cualquier rincón de este país. Incluso mi hija pequeña, que en su vida ha mostrado el más mínimo interés por este deporte, pregunta por el Mundial. Se me ocurren unas cuantas cosas que criticar del fútbol moderno, pero hoy me apetece centrarme en algunos de sus aspectos positivos. Concretamente, voy a decir tres cosas buenas del fútbol que a veces se olvidan.

1) En el fútbol, el talento sigue siendo importante. 2) Es el ascensor social mejor engrasado que existe, al menos, para el género masculino. 3) Tiene la virtud de poner al mismo nivel a todos aquellos que se aventuran a hacer de comentaristas deportivos. Pon a un premio Nobel de Física, a un empleado de banca y a un camello del servicio de ‘Telecoca’ a comentar el último partido de su equipo favorito: dirán las mismas tonterías con el mismo grado de pasión. Y eso, se mire como se mire, es maravilloso.