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Cedemos pisos de bancos y fondos buitre, vacíos durante años, a familias vulnerables. Lo intolerable es que cuando peor lo pasan los ciudadanos, el PP siempre defienda a los especuladores y no el derecho constitucional a la vivienda. O se está con los especuladores o con la gente». Así de contundente se pronunciaba Armengol a través de Twitter cuando anunciaba la nueva ley de vivienda, la que tenía que conseguir inmuebles de bancos y fondos buitre para que los habitasen las familias con bajos ingresos. La medida se vendió como revolucionaria y extrapolable a otras comunidades autónomas. La verdad es que ante tal amenaza uno imaginaba a ejecutivos siniestros en sus despachos, evidentemente fumándose un gran puro habano, lamentándose de las nuevas medidas para conseguir viviendas. Ya no podrían especular más con sus pisos vacíos porque un Govern valiente los expropiaría durante unos años para ayudar a familias con necesidades. Todo, como siempre, con mucha publicidad y grandes titulares. Porque la nueva ley de vivienda era, además de valiente, pionera. Se hablaba de unos 800 pisos que podrían expropiarse a esta especie de «mafia» de desalmados e insensibles para repartirlos entre personas con pocos recursos.

La realidad ha sido frustrante, aunque a muchos tampoco nos extraña demasiado ante el cúmulo de anuncios que acaban prácticamente en la irrelevancia más absoluta. De los 800 pisos que se hablaba cuando se aprobó la ley (desconozco si la cifra era real o inventada), el Govern ha podido expropiar 16 pisos a bancos y fondos buitre. Sí, han leído bien: 16 pisos. Realmente estos 16 pisos no bastan ni para satisfacer a aquellas personas que piden cita en una sola mañana en el Ibavi, pero no se preocupen que no habrá ninguna campaña publicitaria para explicar que no había tantos pisos de fondos buitre en Balears como se esperaba ni tantos grandes tenedores que prefieren cerrar sus propiedades a alquilarlas a precios asequibles. Quizás deberían entretenerse un poco y averiguar los motivos por los cuales los propietarios son reacios a alquilar sus propiedades y podrían buscar soluciones más reales, pero eso no daría titulares.

Lo peor no es el fracaso de esta ley de vivienda tan revolucionaria, que ha resultado ser una ley fake, es que se puedan generar tantas esperanzas a personas con muchísimos problemas para conseguir una vivienda digna, que en Balears se cuentan a decenas de miles. Mentir no está bien, pero generar ilusiones de forma tan gratuita es bastante mezquino. Visto lo visto, no creo que el problema sean los fondos buitre, que al fin al cabo invierten para sacar beneficios. Lo peor son los políticos ‘buitre’ que intentan sacar rédito electoral con medidas condenadas al fracaso.