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Uno de los grandes fracasos de la actual clase política es la vivienda. No han sido capaces de impulsar la construcción de vivienda pública accesible y la lista de demandantes de pisos a precios asequibles es tan inmensa que es imposible poderla atender en muchos años. La situación ahora es dramática y este fracaso de la clase política provocará que haya una generación que no pueda disfrutar de una vivienda excepto si la hereda o tienen salarios muy por encima de la media. Por el contrario, los jóvenes que hoy tienen entre 20 y 30 años o tienen que compartir pisos o seguir viviendo con sus padres.

Mucho me temo que la propuesta del Govern de avalar el 20 por ciento del valor de una vivienda llega muy tarde porque el mercado inmobiliario está por las nubes. Para que se hagan una idea, en Ibiza apenas había 11 pisos por menos de 270.000 euros, que es el máximo que el Govern está dispuesto a avalar. En Formentera solo fue posible encontrar en los portales inmobiliarios una vivienda por debajo de ese precio, que era un pequeño estudio sin ninguna habitación. Esta propuesta de avalar el 20 por ciento la hizo Biel Company hace ya varios años, pero ya se sabe que las ideas ajenas nunca se utilizan ni aunque sean buenas.

Así pues el panorama es desolador tanto para el que quiera comprar una vivienda, y ahora más con el euríbor disparado, como también lo es para los que buscan un piso de alquiler. No es que los precios sean altos, que lo son, sino que la oferta es cada vez menor, lo que demuestra que fue una gran falacia cuando la izquierda aseguraba que cuando se eliminasen los pisos turísticos en Balears el mercado se normalizaría. Todo el mundo ha visto que no ha sido así.

El problema es que los políticos ni siquiera hacen caso a la gente que sabe.

Hace unos años dos expertos presentaron en nombre de la CAEB un informe donde explicaban los problemas para impulsar vivienda pública en Balears. El principal era la dificultad para conseguir una licencia y el otro la falta de suelo para poder construir. Explicaban que la concesión de una licencia se daba, en el mejor de los casos, en dos años. Y de la falta de suelo mejor ni hablar. Aún así, nuestra clase política se llena la boca de vivienda pública sin adoptar las medidas que proponen los expertos, que es agilizar la administración y habilitar más suelo para bajar los precios.

Lamentablemente hemos llegado tarde y lo más rápido sería dar dinero directamente a los demandantes de vivienda en lugar de construir nuevos inmuebles. Anunciar castigos fiscales a los grandes tenedores de pisos, a los bancos y a los fondos puede servir de excusa, pero los jóvenes seguirán sin una vivienda digna a no ser que sean millonarios o hereden. Teníamos que salir mejores, ya saben.