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Iba a escribir sobre la portavoz de Més que no se entiende con su médico privado pero hay algo mucho más importante: el empobrecimiento de los trabajadores. No se me ocurre un tema más urgente ahora mismo. Los precios han aumentado un 20% en los últimos diez años en España. Si su sueldo no ha crecido el mismo porcentaje, sepa usted que es un 20% más pobre. Da igual que el Gobierno hable de lo bien que va el paro o la recaudación de impuestos. La realidad es que los trabajadores nos hemos empobrecido silenciosamente y encima tenemos que aguantar truquis para ahorrar como poner la lavadora por la noche y comprar albóndigas de hacendado ­—por cierto, valen 1,50 y no están nada mal­—.

Piensen que todos estos datos de inflación son a nivel nacional. Si miramos solo Baleares, somos los que estamos peor. Ultima Hora publicó en portada este miércoles que tenemos la cesta de la compra más cara de España. Para que se hagan una idea: el aceite ha subido un 75% (¡casi el doble!), y la leche y la pasta un 24%. Yo ya no pido el ticket de compra en ningún sitio. Ni en supermercados ni gasolineras. Prefiero llevarme sustos cuando me cargan la tarjeta el día 5 de cada mes y pedir después dinero prestado a mi primo.

Como remate, las hipotecas se han encarecido este año entre 100 y 200 euros cada mes y van a seguir subiendo en los próximos años. Pongamos que usted cobra un sueldo de 1.500 euros desde hace 10 años. Ahora, con el aumento de la inflación y las hipotecas, es como si cobrara solo 1.100 euros. Enhorabuena. Le acaban de hacer un lío que no sabe ni por dónde le ha venido, como diría aquel del video de APM.

Los sindicatos llevan unos años de bochornosas vacaciones. El líder de UGT, Pepe Álvarez, no quiere que le arruinemos la fiesta que empezó en noviembre de 2019, cuando Sánchez ganó las elecciones. «Que se vayan a hacer puñetas, vamos a disfrutar del verano», dijo el pasado julio. Ahora, después de ver al CSIF en dos telediarios, UGT y CCOO han convocado manifestaciones en las sedes de las patronales el 7 de octubre y el 3 de noviembre para exigir «justicia salarial». Lo de presionar al Gobierno lo dejarán para después de las elecciones del año que viene ­—si las encuestas se cumplen, claro—.

Las medidas para salvar a los trabajadores deben venir tanto desde la patronal como del Gobierno. La primera, a través de una subida generalizada de sueldos en base al IPC anual; el segundo, bajando los impuestos. Ahora, gracias a la inflación y las ayudas de Europa, Pedro Sánchez y Francina Armengol cuentan con más dinero público que nunca y tienen margen de maniobra. Será mejor meter algo de dinero en el bolsillo de los ciudadanos que seguir engordando la Administración y repartiendo subvenciones a los suyos.

El ejemplo lo dio este miércoles presidente valenciano Ximo Puig anunciando una bajada del IRPF a las rentas por debajo de los 60.000 euros. La ministra de Hacienda le reprendió por adelantarse y anunció ayer una rebaja fiscal a las rentas hasta 21.000 euros y una subida de sueldo de los funcionarios de un 3,5%. Estimada presidenta Armengol: toma tú también la iniciativa y detén el empobrecimiento de la clase media trabajadora. No esperes órdenes de Madrid. Sigue el camino de tu amigo Puig.