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Mi libro Spanish hydra va a seguir las claves del éxito de Franco. Los fascismos nacen cuando los psicópatas de arriba buscan el apoyo de abajo ante un «enemigo invisible» o chivo expiatorio. Con la familia fascista y Estado, la regla de oro es vivir es matar por el jefazo. Comer equivale a ser cómplice de un psicópata. Franco ofreció una fantástica unión de sádicos de arriba y miserables patanes. Por eso vivía de amasar a esas clases en organizaciones y demostraciones donde se funden y aclaman «para vivir matemos al chivo expiatorio».

Su Caudillo, llorado o temido como Saddam, es como el asesino más cobarde que pueda concebirse y es la media de sus fans. Para unificar las masas y crear el funcionariado fiel, asesinó a las personalidades con principios y animó a asesinar en los pueblos a los simples con rasgos humanos para robarles todo. Una sociedad de psicópatas saqueadores arriba y patanes caínes abajo se unifica así, por eso los franquistas afirman que Francó «pacificó y sacó del hambre» a las masas. Pacificar es unir a furiosos lobos contra un inocente para no matarse entre ellos y «sacar del hambre» es elevar a todo psicópata de baja procedencia a funcionario de algún organismo de saqueo. En una estación cerca de Figueres, el bus pasó diez minutos antes. Pasó antes, no después. Rodeados de enemigos invisibles, ¿quién se mete con tus salvadores, sea arrollando a inocentes o dejando morir desatendidos a indocumentados? Una mujer me dijo: «Ya ves, ahora pasa el bus antes de hora y a callar. De niña con Franco no se podía hablar y ni en casa pues si te agredía un maestro, tus padres te pegaban el doble por mencionarlo o criticarlo».

España permite a condenados de ambos sexos torturar, aterrorizar como chivo expiatorio a un niño si no entiende que para vivir hay que aplaudir el sadismo del jefe. La parejita torturando a su niño porque ya lo hizo antes un subanimal con disfraz de «maestro» es ser el psicópata perfecto: te ven en la lona y te rematan. El feminismo borra oportunamente esa realidad mayúscula. El sadismo lo ves hasta en fútbol. Hay uno que narra partidos. Dice cosas así: «Se busca la vida por la banda» como si Guedes fuera un matón. Si se lanza una falta «el trallazo fue al palo» aunque sea un suave chut y si un jugador sangra de verdad lo banaliza y dice friamente «un inconveniente para el entrenador». Felices con sadismo psicopático en la fórmula del chivo expiatorio, modus vivendi para montar una sociedad sin diferencias ni opiniones ni pueblo. Lerna.