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La madre de Darío Fo, célebre Premio Nobel de Literatura, fue una campesina de Lomellina, entre Piamonte y Lombardía. De nombre Pina Rota, esta mujer publicó una única novela breve, El país de las ranas (Errata Naturae), que hace mucho más por la literatura que todas las obras completas de su famoso hijo. ¿Estoy diciendo que la mamá de Dario Fo escribía mejor que el Nobel Darío Fo? Desde luego; he leído a ambos. Tomen nota las autoras de libros sobre grandes mujeres borradas por la historia, que hoy en día son un vasto género literario. Mujeres en la sombra, se podría llamar. De Reggie Miller (’Miller the Killer’), triplista y estrella de la NBA con oro olímpico, se decía que era el único fenómeno que no le ganaba un uno contra uno a su hermana pequeña.

La gran Cheryl Miller, campeona olímpica. Pequeña de tamaño, se entiende en lenguaje del básket, porque la criatura mide 1’87. Y era mucho mejor que su célebre hermano. Añádanla a la lista de mujeres en la sombra, por favor, junto a Ada Lovelace, hija del poeta romántico Lord Byron y genio de las matemáticas, que inventó al primer algoritmo y casi se la puede considerar abuela de la informática. Muy superior a su engreído papá, cuya sombra byroniana lleva siglos solapándola. Porque el problema de los libros de este género, de gran actualidad, es que siempre salen las mismas mujeres en la sombra, a fin de visibilizarlas. Y lo que se visibiliza por aquí, se oculta por allá. A ver si nos fijamos más, caramba, que es una sombra muy grande.

Además de Lovelace, en el grupo de mujeres científicas ignoradas siempre brilla en portada la bellísima Hedy Lamarr, actriz y sex-symbol de leyenda, cuyos inventos en ingeniería prefiguraron el sistema wi-fi. Lógico, era una preciosidad. Y apenas se menciona a la extraordinaria Mileva Maric, primera mujer de Einstein y matemática muy superior, sin la cual no se habría formulado la relatividad. De hecho, fue irse con otra y no acertar una. Y mi favorita Camille Claudel, escultora, amante de Rodin aplastada por su plúmbea sombra, y por la mala sombra de su hermano, el famoso vate católico Paul Claudel. Si buscan mujeres en la sombra, háganlo bien. Encuentren alguna. Como Pina Rota.