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Un hostelero dice que faltan camareros porque reciben muchas ayudas. Él ofrece turnos de media jornada que resultan ser de 12 horas porque cuando empieza tu jornada laboral no sabes cuando va a acabar. Lo que significa: esclavo, ponte a servir cañas, tapas y cafés hasta que me salga del huevo derecho y no se te ocurra quejarte porque te voy a soltar un par de latigazos. En el programa de Susanna Griso un extorero, recién salido de la peluquería, y que ha tenido una vida tan dura y complicada (las cornadas que ha recibido se las ha buscado él gustosamente) corrobora las palabras del empresario. Graduado en tauromaquia en la Universidad de Harvard y en Ciencias de la Comunicación en Oxford, poco ha tenido que hacer, y con eso no tengo nada en contra hasta que uno hace gala de su estupidez supina, para tener un cortijo.

Según su propia actitud ante la vida hay que obviar la explotación laboral y los posibles anhelos de un ciudadano de disfrutar un poco de lo que nos rodea: no, no puedes, curras para mí y me has de besar los pies porque te ofrezco unas miserables condiciones laborales que te ocupan todo el santo día para que llegues reventado a casa y no se te ocurra pensar en libertades ni demás pollas en vinagre que perjudican la salud.

El creador de la ‘app’ Soy Camarero rebate al licenciado en tauromaquia afirmando que con el ERTE (70 % del sueldo) los camareros tomaron conciencia de lo penosos que eran sus contratos, algo que se podría extrapolar a muchos sectores. Pero el licenciado en tauromaquia y el hostelero que no encuentra camareros te ordenan que pases por el aro: curra y calla, ya veremos si a final de mes te envían a la mierda pero no toques los cojones.