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La semana pasada leíamos en estas mismas páginas como el Govern balear se felicitaba por la gestión que está haciendo sobre los fondos europeos. El conseller de Fons Europeus, Universitat i Cultura, Miquel Company, aseguraba que Balares es «la región que más rápido los está ejecutando». Resulta llamativo el optimismo del Govern balear por la ejecución de unas inversiones que en total deben llegar a 140.000 millones de euros para transformar la economía nacional. Un año después de la aprobación del Plan, Baleares apenas ha recibido un 1 % de los 31.000 millones llegados ya a España, según publica el Ministerio de Asuntos Económicos. Es más, según el último informe de la CEOE, sólo un 27 % del total de los fondos que el Estado gestiona de forma directa ha llegado al tejido productivo (805 de casi 3.000 millones).

El conseller también hacía referencia a la puesta en marcha de 70 actuaciones y la previsión de otras 40 en Baleares: proyectos públicos como reformas y equipamientos sanitarios y educativos, políticas de ocupación y/o movilidad sostenible, etc. Nada que objetar excepto que no debemos olvidar que los Fondos Next Generation son una oportunidad consecuencia de una pandemia devastadora. Sin haber sufrido una pandemia, ¿no se habría reformado el Hospital de Manacor ni se hubieran ejecutado inversiones educativas públicas?

La inmensa mayoría de las convocatorias están dirigidas exclusivamente al sector público. Las que permiten concurrir a empresas y particulares son prácticamente nulas. Los mayores importes se han dedicado a convocatorias continuadoras de programas que ya existían como las de energía o movilidad sostenible. Además, muchas de estas convocatorias simplemente se gestionan a nivel autonómico sobre otras diseñadas a nivel estatal, con lo que no recogen las necesidades de las empresas de Baleares. A nivel nacional el ritmo de publicación de convocatorias ha sido mucho mayor, pero sometido también a numerosas dificultades como la dispersión entre distintos organismos convocantes, lo que multiplica la burocracia obligando a las empresas a trocear proyectos.

Una tercera vía de acceso a los fondos muy publicitada son los denominados PERTEs, también de difícil acceso a empresas baleares por el ritmo muy lento de aprobación y complejidad de las convocatorias publicadas. Finalmente, la transparencia en la ejecución de estos fondos brilla por su ausencia. En Baleares no existe ninguna fuente oficial que recoja y publique datos detallados respecto de las tasas de ejecución. Hay que saber cuánto dinero se queda sin repartir en estas convocatorias por las dificultades de concurrir u otros motivos.

Tampoco se han llevado a efecto, ni a nivel nacional ni autonómico, la aplicación de incentivos fiscales o bajadas de impuestos a pymes y autónomos con cargo a estos fondos. Éstos tendrían un efecto inmediato sin apenas burocracia y llegarían eficazmente a las empresas en un escenario inflacionista. Países como Francia, Portugal o Italia ya los han implementado.

Desde CAEB no compartimos la euforia mostrada por el Govern balear y nos llama la atención que reclamen «más que nunca, la participación del sector privado». Las empresas son las que más saben cómo canalizar inversiones productivas, cómo transformar digitalmente nuestra economía, cómo innovar. Nos hemos puesto a disposición del Govern para ayudar, definir, planificar, difundir. Siempre decimos que si se le pregunta al que sabe la probabilidad de equivocarse es menor. Creemos en la colaboración público-privada, pero tras dos años de muchas dificultades las empresas también necesitan participar activamente de unos fondos que no pueden convertirse en un segundo Plan E. Para diferenciarlo, es necesario proteger al tejido empresarial del ‘shock’ producido por la pandemia.