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Uno de los dos estandartes que acompañaban a las estatuas romanas de la Vía Roma de Palma se oxida al raso en la sede de Emaya de Son Pacs. Se suponía que estos vestigios estaban guardados en el «depósito municipal» pero uno (¿dónde estará el otro?) se está degradando tirado en una calle del recinto junto a un montón de hierros. Estos estandartes, también llamados labarum, son obra del escultor mallorquín Francesc Sacanell y la Fundición Tous. Poseen el símbolo fascista del haz de varas y el hacha. También hay un águila imperial y una fecha: 1936. Se instalaron en la Vía Roma en 1937 junto a dos estatuas de patricios romanos de la colección del cardenal Despuig y se retiraron al final de la Dictadura. Las esculturas también se reubicaron hace años en el Castell de Bellver para evitar su degradación y en su lugar se dejaron copias que todavía presiden la entrada de la Rambla desde la Plaza Mayor.

El cambio de nombre de la antigua Rambla de Palma por Vía Roma se decidió en octubre de 1936 como agradecimiento a la Italia fascista por la ayuda en la Batalla de Mallorca. Así lo comunicó a Roma el conde Rossi, emisario de Mussolini en la Isla. Se prepararon las esculturas y los estandartes y el 21 de abril de 1937 se celebró la inauguración oficial con asistencia de autoridades y cientos de personas. La encargada de cortar la cinta fue la esposa del cónsul de Italia, Ferruccio Ramondino. Se conservan algunas fotos inéditas de aquel momento, donde fascistas italianos, falangistas, requetés, militares y marinos simbolizaron la unidad cogidos del brazo.

Este es el telegrama que envió Rossi sobre aquella decisión: «Esta mañana, el gobernador militar, con la participación de las autoridades y de toda la población, leyó la proclamación del nombramiento del Gobierno del General de Franco. En medio de una alegría indescriptible, se cantaron himnos a España, el Duce e Italia. Como prueba de la gratitud del pueblo español hacia Italia, una de las principales calles de Palma recibió el nombre de Vía Roma. La afirmación del fascismo italiano es completa en todos los ambientes. Viva el Duce».

La asociación Memoria de Mallorca ha pedido el cambio de nombre pero el Ayuntamiento socialista de Palma ha decidido mantenerlo. Lo mismo ocurre con las vías Alemania y Portugal, países que también apoyaron a los sublevados en la Guerra Civil. En mi opinión, debemos resignificar antes que destruir o eliminar. Hay que preservar estos estandartes en un almacén para poder usarlos en el futuro como vestigios del paso del fascismo por la Isla.