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El sociólogo, radicado en USA, Rob Henderson estudia el fenómeno del niño sin padre y descubre, a partir del análisis de estadísticas e investigaciones, como un hijo, sobre todo un hijo varón, más que bienes materiales necesita un padre y una madre. Sí, la pobreza económica puede desembocar en el fracaso académico pero la investigación revela cómo aquellos que han sufrido una pobreza extrema tienen muchas más posibilidades de alcanzar el éxito intelectual, profesional y económico que aquellos que han padecido una situación de inestabilidad familiar.

Allí donde la madre desaparece, el padre reaparece, se presenta un nuevo padrastro o madrastra, o van y vienen porque se pelean constantemente, se drogan, esas situaciones constituyen el primer determinante sociológico del fracaso de un niño y ese dato es importante que lo tengan en cuenta los esposos que están considerando la posibilidad de separarse y las mujeres dispuestas a criar solas a sus hijos. Veamos algunas cifras: En Estados Unidos 1 de cada 6 varones, de entre 26 y 54, años se encuentran en el paro, fuera del mercado laboral. Definitivamente. Ello equivale a 10 millones de hombres, –porque este fenómeno está mucho más presente en el hombre que en la mujer– y la cifra se ha duplicado desde 1970, mientras que el número de hombres en la cárcel se ha multiplicado por 4.

Asimismo, solamente el 40 % de los estudiantes son varones. El número de los divorcios, así como de mujeres que optan por ser madres solteras, no para de crecer y esas mujeres deben pensárselo muy bien porque pueden estar generando la destrucción de las vidas de sus hijos. Una vez más se demuestra cómo somos almas encerradas en un cuerpo. Cuerpo que pide mucho menos de lo que se tiende a darle porque con poquita comida sobrevivimos pero sin amor… pues no.