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Ala humanidad siempre le ha gustado mucho avanzar, desplazarse de un sitio a otro, largarse de donde sea, creer que va a alguna parte. De ahí que tengamos el concepto de camino clavado en las meninges, y la palabra camino sea de las que más se repiten en títulos de libros y películas, así como frases hechas, proverbios y refranes, tanto en sentido literal como metafórico. Si es cierto que sólo hay media docena de metáforas originales, y las demás son variaciones, el camino es una de ellas. Las religiones están repletas de referencias a caminos, parecen una guía Michelin. Por ahí se nota lo mucho que tuvieron que caminar nuestros antepasados sapiens conforme evolucionaban, ya por el camino más corto, el más largo o en círculos. A veces por el buen camino, plagado de obstáculos; a menudo por el malo. Camino de perdición, se llama. El camino de mulas, estrecho, escarpado y muy jodido, es otra cosa; no es ni bueno ni malo. Es sólo difícil, para auténticas mulas. En cambio, del famoso camino de rosas ni siquiera se sabe si existe, puesto que cada vez que alguien lo menciona, es para decir que eso no fue un camino de rosas. Y cuál lo es. Según el refranero, uno cualquiera con buen vino, ya que el vino abre el camino. Y si es largo, paso corto. ¿Y los cruces de caminos de un laberinto, célebres en tantos relatos? Ahí hace falta algo más que un trago para el camino, porque fácilmente se pueden convertir en el mítico camino sin retorno del que tanto se habla. Pese a que nadie ha regresado para contarlo. Es igual, porque como hemos dicho al principio, a la palabra camino le chorrean significados, reales o figurados, como a un tonel agujereado, y está tan cargada de símbolos que hay más refranes de caminos que de burros o gorrinos, las estrellas del refranero. Sin contar los que tratan de ambas cosas. ‘A burro viejo no le cambies el camino', por ejemplo, o ‘A fraile y a cochino no hace falta enseñarles el camino'.

Ah, la sabiduría popular. De ahí procede la expresión abrirse camino (a codazos o machetazos), y la idea de que todos los caminos llevan a Roma. Al poder. En cuanto al tan repetido verso budista de Machado, ese de que se hace camino al andar, ni caso