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No son los estudiantes, que también, ni son los organizafiestas, que también, ni son los profesores, que también, ni los papás de los muchachos, que también, ni los tarados que les facilitan alcohol, que también; son los medios centralistas del Estado español, la prensa, las televisiones... que parece tengan envidia de Mallorca. Ellos son la clase media baja madrileña. La gente que se ha comprado un coche porque el vecino también tiene uno. Son los que llenan las playas de Benidorm, Alicante y la Malvarrosa. Para ellos no existen mejores lugares en el mundo que los que puedan ver montados en su auto (no dan para más).

Ahora, que el Gobierno británico ha dejado a sus turistas venir a Mallorca sin que al regreso deban hacer cuarentena, los envidiosos crónicos aprovechan sus informativos afines para fastidiar y amontonar porquería donde no la hay. Los chavales, estudiantes y gamberros naturales, que subían alcohol con cubos atados a sábanas por los balcones, saltaban de habitación en habitación y no mantenían ningún tipo de precaución en el hotel donde debían guardar cuarentena, gritaban por los balcones que estaban secuestrados.

Las televisiones, la prensa y demás morbosos (con mala baba), llenaban espacios de deformación, sensacionalismo y amarillismo por si a Boris Johnson se le cruzaban los cables y el turismo británico dejara Baleares para viajar con las mismas facilidades a Madrid.

¿Pero qué tiene Madrid, aparte de una presidenta reaccionaria y un alcalde bajito? Lo dice la canción: «Podéis tener Retiro, Casa Campo y Ateneo. Podéis tener mil cines, mil teatros, mil museos. Podéis tener Corrala, orgullos y chulapas. Pero al llegar agosto, ¡vaya, vaya! Aquí no hay playa. ¡Vaya, vaya!» Según Santo Tomás , la envidia es pecado capital. Lo tan cacareado por Vox, PP y Ciudadanos –una España a imagen y semejanza de Franco – no lo van a conseguir, aunque bajen a los infiernos de Dante. El turismo viene a Mallorca sin necesidad de publicidades ñoñas, es fiel de años y por muchos gamberros que vengan en viaje de estudios, borrachera y mala prensa nacional, Mallorca seguirá, mal les pese, en medio del mar Mediterráneo.