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En 1939 Hitler era venerado. Stalin lo admiraba. Franco , su delegado. Inglaterra callaba. Pero, ¿y la guerra? Para M. Treguenza , la guerra fue para el plan de asesinar a «quienes sobran». El populacho venera la fuerza y a un técnico que legitime robar y matar. El crimen fundacional totalitario fue el de niños y actuar como si no «hubieran existido». Las evidencias son abrumadoras, pero nadie lo enfoca. Al oír «el niño pertenece a la familia» replico que en el fascismo, perteneces a los dos. El Estado ayuda al populacho con quien «es una carga». Y viceversa. En España se oye «de niño, mis padres me habrían pegado si les cuento que me pegaba el maestro». El nazi psiquiatra Vallejo Nájera sentenció como «imbéciles sociales» a los díscolos e hijos de víctimas de Franco. Los técnicos-médicos garantizarán que los niños con debilidades físicas y alma grande no vivirán. Según Samuel Rais , «todo el plan de exterminio de inválidos, niños y experimentos en campos fue ideado, sugerido y llevado a cabo por doctores». 1939, un matrimonio pide permiso a Hitler para asesinar a su bebé de 6 meses: Gerhard Kretzchmer , con ceguera. Lo exhiben en un cartel como «indigno de vivir» levantado en brazos. Solo si te pueden explotar vives. Hay un 7 % de psicópatas que de niños ya tienen mirada muerta. Gerhard es lo contrario: no puede ver pero busca alrededor a alguien. El 25 de julio lo asesinaron, no sin calumniarlo. Un psiquiatra lo sentenció por ciego, añadiendo «posible idiotez». Igual harán con miles de niños con cojera o microcefalia. Eso inspiró la AktionT4, asesinato de mayores y menores «inútiles» terminando en 1941 al trasladarse los sanitarios a campos de exterminio. El último niño asesinado por psiquiatras fue Richard Jenne , de 3 años que «lloraba demasiado», en 1945 ¡ya terminada la guerra! El genocidio que duró más estaba exclusivamente en hospitales. Impunes. Asesinaron a 8.000 niños. El psiquiatra Hallerdoven siguió ejerciendo. Asperger, famoso, sentenció a 35 por «incomprensibles». Yo de joven entendí a Dante . Ahora mirando a Gerhard siento la certeza de que Dante me enseñará con gusto las torturas eternas también infligidas a la legión de condenados asesinos de Gerhard y los demás niños. Luego ascenderé, saludando a Beatrice y los grandes y sobre todo no dudaré del sentido de la vida cuando pase al lado de Gerhard y los demás y les saludaré. El mundo tiene sentido, el infierno de los condenados subanimales sanos, también.