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La consejería de Turismo del gobierno balear es muy entretenida de ver. No hay consejero que sea capaz de completar una legislatura. Llevamos ya cuatro ejecutivos cambiando este responsable como si nada. Es curioso porque en teoría es el único departamento del gobierno regional que tiene todo lo necesario para ser el serio, el que de veras gestionase políticamente el ámbito económico y social más importante de estas islas, el turismo. Sin embargo los festivales de consejeros que nos deparan nos permite entender que en el fondo –o no tanto- la gestión política del turismo no es muy diferente a la de, pongamos por caso, la agricultura o los transportes. O sea que está a la misma altura. Por tanto, dentro de la norma habitual de esta autonomía que nunca debió existir: la nimiedad y el dejar hacer, en esencia, aunque se recubra de mucha ley que casi nunca de nada sirve. En la gestión política del turismo se evidencia la incapacidad de los sucesivos gobiernos regionales. Ninguno de veras ha cambiado no ya el modelo –lo cual es imposible- sino que ni siquiera han sido capaces de mudar la forma de gestionar tan típicamente isleña, que se basa en el “ja ho veurem” combinado con el “ja està fet”. La esencia de nuestra idiosincrasia se confunde así con la única política turística que de veras ha funcionado, la de Gabriel Cañellas: dejar hacer (a los que mandan, los hoteleros) y dejar pasar (el tiempo), que es el principio sagrado del liberalismo a la balear bien entendido, que es de todo menos liberal. Ciertamente: don Gabriel explicó en el Parlamento balear, en su investidura del año 1991, que la única política turística que valía la pena era la de atraer cuantos más turistas mejor y que todavía más bueno sería si en parte importante buscaran residencia aquí. ¿Alguien puede decir que no haya tenido éxito? ¿Alguien se atreve a decir que en estos últimos 26 años ha habido algún consejero, algún gobierno regional que no siga el mismo objetivo?... Que nadie por tanto se rasgue las investiduras porque Biel Barceló ha sido defenestrado por los suyos de la consejería de Turismo. Qué más da quién haga cómo si la dirigiera. Todos sabemos quiénes de veras lo hacen. Antes, ahora y siempre.