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La dirección balear de Podemos ha rechazado el pacto con el PSOE en Sóller, amén de ahuyentar cualquier opción de acuerdo con Esquerra Unida -o con sus nombres alternativos, últimamente suele usar “Guanyem”-, así como se muestra esquiva ante opciones de futuros acuerdos postelectorales. No son pocos los que critican por esto al nuevo partido. Sin embargo es una postura inteligente, con sentido estratégico y que puede darle buenos réditos. Otra cosa sería absurda. Ya analicé en otra ocasión que si Podemos aceptase pactar con IU sería la forma más rápida para parecerse a IU, y que si se doblegara ante el PSOE acabaría por lastrarse con buena parte del peso muerto socialista y jamás lo superaría. Si Podemos quiere tener opciones de acabar con el Partido Socialista, que es su gran objetivo a corto plazo, necesita hacer lo que hace. Por un lado dejar que el Partido Comunista vaya desvaneciéndose, imantando sus votos, y, por otro, moderar su imagen y mensajes para hacer lo propio con los socialistas; y, por supuesto, siempre huyendo de pactos con uno y otro, porque si los hiciere sería darles árnica a la vez que perjudicarse a sí mismo. Aunque en su discurso oficial Podemos aspira a ganar las próximas elecciones generales sabe que no será así. Y que por tanto no podrá asaltar su particular cielo hasta años después. Lo mismo pasa con la formación en Baleares. La apuesta, tanto la nacional como todas las regionales, y aquí también claro está, es a medio plazo, no al inmediato. Se trata de erosionar todo lo que se pueda ahora al PSOE. El ideal sería que quedase tan debilitado que no tuviera fuerzas para evitar el pacto con el PP. Así sin duda que Podemos vería las puertas del cielo abiertas. Pero si no, pues al menos que quede lo suficientemente machacado para seguir dándole otros cuatro años. En uno y otro caso la estrategia es la misma y requiere de no llegar a pactos con él ni con nadie. Porque la dirección sabe muy bien que el día que empiece a pactar, empezará a perder.