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¿Hay una rebelión interna, por sorda que sea, en el interior del PP contra las tonterías lingüísticas de Bauzá y su círculo de hierro? Mucha gente cree que sí. Que el descontento del alcalde de Manacor, Antoni Pastor, que podría ser expulsado por su actitud beligerante contra la degradación del catalán, de requisito a mérito para acceder a la administración, es solamente la punta del iceberg. Y que tanto si hay expediente y expulsión de Pastor como si no, el destino de un parte significativa de los llamados regionalistas del PP será acabar en la Lliga de Jaume Font. La cual parece estar atando cabos con la Convergència de Josep Melià para unir sus dos embarcaciones naufragadas, y a ver si siendo una sola pueden emerger. Yo no veo tal rebelión, de momento. Pero si es verdad que Bauzá y los pocos dirigentes que le rodean no parecen entender muy bien ni lo que es el PP ni, mucho menos, la compleja sociología mallorquina y balear. Bauzá lleva siete meses y poco o nada ha hecho en este tiempo. Está claro que usa la cortina de humo del catalán para desviar la atención de la ley de más privilegios para los hoteleros. Sin embargo, la insistencia de este hombre en dar la paliza con lo del catalán es como aquello de “tanto va el cántaro a la fuente”. Vamos, que si sigue dando la tabarra, metiendo el dedo en el ojo a tantos militantes conservadores con lo del catalán, llegará el momento en que realmente algo se rompa. El PP nunca ha perdido votos anticatalanistas, o no al menos de forma estadísticamente significativa. Por una sencilla razón. Los Delgado, Campos y escasa compañía no pesan electoralmente nada. Por eso, precisamente, nunca han querido irse. Bueno por eso y por supuesto por los cargos y otras prebendas. Y hasta hoy tampoco ha perdido ni un voto regionalista, por la misma razón y porque en mayo pasado Font no fue capaz de activar nada por este lado. No obstante, como siga así Bauzá puede costarle caro. En el PP hay muchísimos más regionalistas que anticatalanistas. Gracias a ellos -y a Rodríguez- ganó el congreso. Parece haberlo olvidado.