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José Ramón Bauzá será presidente del Govern dentro de unas pocas semanas. Tendrá un enorme poder institucional y orgánico. Nadie le va a discutir nada. Hará lo que quiera no sólo en el Govern sino también en los tres consells y en los ayuntamientos que gobierna el PP. Todos a sus órdenes. Su característica frialdad le ha ido de perlas para imponerse internamente y para poner su partido a favor del viento azul nacional. Sin embargo gobernar es muy diferente y su gélida condición no sé cómo le servirá cuando tenga que defraudar. Por ejemplo, ahora ya alarga más de un año su promesa de libertad de elección de lengua en los colegios. Y más la alargará. Hasta nunca, porque es imposible cumplirla. Esta semana varios dirigentes populares confesaban a periodistas, extraoficialmente, que de todo lo prometido contra el catalán poco, muy poco quedará. En fin: veremos a partir de pronto cómo concreta al frente del poder institucional lo que sabe, o puede, hacer el gélido Bauzá.