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El caso de la joven ingresada en la UCI de un hospital de Palma tras beber un café con insectos en una máquina del aeropuerto de Son Sant Joan es un asunto grave y que atenta contra la salud pública. De paso, afecta directamente a la imagen de Mallorca. Por el aeropuerto de Palma pasan a diario millares de pasajeros y, como es lógico, el desenlace de esta historia ha causado la previsible alarma. Numerosos medios nacionales, y también algunos internacionales, se han hecho eco de la noticia, mientras la Policía Nacional ha abierto una investigación para aclarar la vertiente penal de esta intoxicación. Nadie debería olvidar que la joven estuvo ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos en un estado muy grave. El aeropuerto también está tratando de aclarar qué ocurrió exactamente y por qué la máquina expendedora de los cafés estaba tan sucia y acumulaba tal cantidad de insectos en su interior.

Investigación judicial.

No hay que obviar que las diligencias policiales del Grupo de Homicidios serán remitidas a la autoridad judicial y que un juzgado de Palma también investigará la denuncia contra la salud pública. No hay que descartar, en este sentido, que se practiquen imputaciones en los próximos días y los acusados tengan que declarar ante el juez. De momento se ha comprobado que otros usuarios de la máquina precintada consumieron el café y no tuvieron ninguna reacción adversa.

No fue algo excepcional.

Con todo, hay un dato que llama poderosamente la atención: trabajadores de la empresa investigada documentaron, antes de la intoxicación, el mal estado de las máquinas y la suciedad extrema. No se trataría, pues, de un hecho excepcional, sino de una normalidad inquietante en el funcionamiento de aquel aparato expendedor, lo cual es más grave.