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Con el peculiar título de Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación (LOMLOE) se formula uno de los textos más controvertidos en el mundo educativo y por extensión en el conjunto de la sociedad, cuestión sobre la que el Govern quiere intervenir de una manera drástica suprimiendo las nuevas fórmulas de evaluación del alumnado recuperando la fórmula clásica de la numeración –del 1 al 10–, además de una global del muy deficiente al sobresaliente. La medida se enmarca en el paquete de acuerdos que toma el nuevo Ejecutivo balear que preside Marga Prohens a las pocas semana de su toma de posesión, toda una declaración de intenciones sobre el nuevo estilo de gobernar desde el Consolat de la Mar.

Aclarar conceptos.

Más allá del enrevesado título de la ley educativa, la rectificación que impulsa la Conselleria d’Educació tiene por objeto lograr que alumnos, padres y tutores puedan seguir sin confusiones conceptuales la evolución académica; el modelo actual planteaba enormes dudas interpretativas incluso para los propios docentes. Este, al igual que los otros que ya se han activado, era uno de los compromisos electorales más emblemáticos del Partido Popular durante la pasada campaña y que Prohens ha querido materializar desde el primer momento.

La comunidad educativa.

Llevar adelante la derogación de aspectos tan notables de la LOMLOE supondrá un primer test para los responsables de Educación, con Antoni Vera al frente, en la medida que pretenden consensuar su aplicación con los sindicatos del sector, además de las asociaciones de padres y madres de alumnos. El mundo educativo no ha ocultado su prevención con respecto a las políticas, en especial las lingüísticas, anunciadas por los conservadores tras los pasados comicios del 28 de mayo. Ahora se tendrá la oportunidad de calibrar si las distancias son insalvables o hay posibilidad de acuerdos.