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Sendas convenciones celebradas ayer en Zaragoza y Toledo del PSOE y el PP, respectivamente, suponen el pistoletazo de salida de una campaña electoral que culminará en mayo del próximo año, momento en el que los ciudadanos volverán a decidir el color político de sus respectivos ayuntamientos y gobiernos autonómicos. Mucho es, por tanto, lo que hay en juego entre las dos principales formaciones políticas del país ya que estos comicios dilucidarán qué hay de cierto en lo que determinadas encuestas vaticinan como un cambio de ciclo. También hay, por supuesto, el inevitable juego de liderazgos en clave interna entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.

La potencia del poder socialista.

El encuentro del consejo de política federal del PSOE es una buena muestra de que Pedro Sánchez no escatimará los recursos que ofrece la dirección del Gobierno para apoyar sus opciones electorales, circunstancia que viene apoyada por la delicada situación económica en la que se encuentra inmersa el país. Las ayudas a la atención primara y la rebaja del IVA en el gas –como antes hizo con la electricidad– son medidas de enorme calado popular, aunque también imprescindibles para tratar de contener una inflación que resta capacidad económica a las familias y competitividad a las empresas.

Armar la alternativa.

Desde el Partido Popular intuyen que las elecciones municipales y autonómicas del próximo año son el primer escalón hacia el Gobierno, los buenos resultados obtenidos en Galicia y Andalucía, además de las tendencias que reflejan los sondeos, avalan esta hipótesis. Además, en el caso de los conservadores, los comicios serán el primer examen estatal de su nuevo líder, Alberto Núñez Feijóo. El descalabro que auguran los expertos para Ciudadanos multiplica las opciones del PP, aunque su principal reto es lograr distanciarse lo suficiente de Voz para evitar compromisos institucionales.