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El encarecimiento del precio de los combustibles es una dinámica que los consumidores están obligados a asimilar en los tiempos que corren, pero la dimensión de esta evolución en Baleares la da el hecho de que sólo tres países –Finlandia, Grecia y los Países Bajos– tienen la gasolina más cara en toda la eurozona. Hasta el momento se había asumido que las Islas lideraban las cotizaciones en el ámbito estatal, debido al gravamen autonómico suplementario, pero en su conjunto resulta que se está en la cabeza de las cotizaciones continentales en euros. El dato da cuenta de la dimensión del problema y su incidencia económica negativa tanto en las empresas como en las familias.

Contener la inflación

Las políticas de la Unión Europea de los últimos meses tienen como claro objetivo tratar de contener la inflación, un fenómeno que España comparte con el resto de socios. La subida de los combustibles tiene un efecto de arrastre en otros sectores básicos, desde el transporte a la alimentación. No cabe duda de que el conflicto bélico en Ucrania tiene un impacto determinante en la cotización del petróleo, pero eso el margen de maniobra de los distintos gobiernos se reduce a los gravámenes fiscales impuestos en las gasolinas y sus derivados. Del mismo modo que el Gobierno ha aceptado rebajar el IVA de la factura eléctrica, es previsible y necesaria una medida similar en los combustibles.

Descontento creciente

El sector del transporte vuelve a dar muestras de descontento ante esta nueva escalada de precios, entre otras razones, debido a que la subvención de 20 céntimos por litro ya ha quedado anulada por las últimas subidas hasta situarse –tanto en gasolina como en gasóleo– por encima de los dos euros el litro. Las familias y las empresas también notan esta escalada sin que sea posible zafarse de sus consecuencias por la todavía ineficiencia del transporte público. Hay que actuar y pronto.