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La proyección de Mallorca como exponente de turismo de calidad es imparable. La apuesta de la prestigiosa cadena hotelera Four Seasons de abrir en la Isla su segundo establecimiento de gran lujo en España –tras inaugurar en 2020 en el Centro Canalejas de Madrid el que fue su primer hotel en el país– y el cuarto en la costa del Mediterráneo, aclara más si cabe el nuevo rumbo de nuestra oferta turística. La reforma que la empresa canadiense ha emprendido del antiguo hotel Formentor es paradigma de esta transformación de nuestro destino.

Formación y motivación.

La mutación del modelo turístico y el camino hacia la calidad pasa indefectiblemente por la necesidad de contar con profesionales formados y equipos humanos motivados. Por eso, más allá del lujo material, la exclusividad de la oferta vacacional que ofrecerán establecimientos como el nuevo hotel Formentor queda garantizada con decisiones como la que Four Seasons ha tomado respecto a la plantilla de trabajadores y a los emolumentos que estos percibirán para ejercer su labor. El nuevo Formentor triplicará el número de empleados y sus condiciones laborales se situarán un 20 por ciento por encima de lo estipulado en el actual convenio de hostelería. Ya de por sí sumamente atractivo para los trabajadores del sector.

Sostenibilidad ambiental.

Un colectivo humano formado, motivado y bien pagado acerca nuestra oferta turística a la calidad y al lujo. Asimismo, para avanzar en la filosofía del ‘menos es más’, los proyectos hoteleros que, como Four Seasons, elijan Mallorca como nueva área de negocio tampoco pueden descuidar aspectos como el de la sostenibilidad ambiental y paisajística. La integración de los hoteles en el entorno y la eficiencia energética de sus instalaciones también juega un papel fundamental a la hora de avanzar en el cambio cualitativo de modelo que, más que las administraciones públicas, lidera el sector privado.