Imagen del acceso al Social Club, en el Paseo Marítimo de Palma. | Francisco Ubilla

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Un cartel de neón rojo con la frase Wish you were here (’ojalá estuvieras aquí’, en inglés) daba la bienvenida al público desde una esquina de la terraza superior del Social Club, la emblemática discoteca de Palma que el sábado se despidió de sus clientes para siempre. Y es que en las noches del Social se ha hablado de negocios, de ligoteo y de otras cosas que no pue

den salir en un reportaje como este. Desde hace una década este local de ocio nocturno del Paseo Marítimo de Palma ha sido un punto de encuentro para la gente guapa de la Isla. Un lugar donde ver y ser visto. Para muchos, un must sinónimo de exclusividad y estatus.

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Un momento de la animada fiesta final. Foto: Francisco Ubilla

Con un servicio de barra que exprime los cinco sentidos para ofrecer una experiencia única, un personal de seguridad curtido en mil batallas y unos DJs con la capacidad de adaptarse a lo que el cuerpo pide en cada momento, el espectacular local que ha contado hasta ahora con una decoración lujosa pero sobria pasará a ser un bonito recuerdo cuando la propiedad abandonde este enclave. La causa es la expropiación que debe ejecutar en breve el Ajuntament de Palma para remodelar de la primera línea del fachada marítima.

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Espectaculares fuegos artificiales para despedir al Social Club. Foto: Francisco Ubilla

A las once de la noche centenares de personas engalanadas para una velada especial aguardaban su turno para preseciar el último baile en un local de ocio nocturno que ha marcado una época. La primera sorpresa llegó un cuarto de hora más tarde, cuando unos espectaculares fuegos artificiales iluminaron el cielo durante varios minutos mientras la aterciopelada voz de Frank Sinatra sonaba en un momento especialmente emotivo. Una parte importante del público quiso guardarlo para siempre en el móvil. Al terminar, un ejército de voces coreó durante varios minutos de forma espotánea ‘Sooooocial’ en lo que fue el pistoletazo de salida del último capítulo de una importante página de la noche palmesana.

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Damaris, Paula y Natalia. Foto: F. Ubilla

Sara, Irene, Mary, Raúl y Óscar se acababan de conocerse pero parecían amigos de toda la vida. Cada uno de una zona diferente de España (Madrid, Sevilla, Valencia, Alicante y Canarias) pero residentes en Mallorca, donde trabajan, lo dieron todo el pasado sábado. Con jolgorio y derrochando cachondeo por todos los costados explicaron que «es una putada que lo cierren pero qué le vamos a hacer. Era nuestro sitio de confianza. Ahora tendremos que encontrar otro espacio así, no nos queda otra. El mejor recuerdo está por llegar».

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Sara, Irene, Mary, Raúl y Óscar, disfrutando de la fiesta en el Social Club. Foto: F. Ubilla

Despedida

Por su parte, Damaris, Paula y Natalia no quisieron perderse el último baile de un local que formará parte para siempre de sus vidas. «Está siendo una noche maravillosa, los fuegos artificiales han sido preciosos. Está siendo mágico. Me ha encantado la idea de que pudiéramos poner nuestros nombres en la pared de enfrente de los baños de la zona VIP. Social fue de las primeras discotecas a las que vine cuando tenía 18 años y ahora tengo treinta y pico pero en ese momento se llamaba Divino. Lo echaremos mucho de menos, la verdad», cuentan a modo de despedida sin dejar que la nostalgia les robe ni un ápice de alegría.