Hay algunos días en los que se pasa hasta siete horas en MegaSport ejercitándose concienzudamente. | Click

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Enrique Gómez, de 47 años, nació en Granada y vive en Palma desde hace 38. Es empresario de transportes y excavaciones, «trabajo que hago a través de visitas a los clientes, o llamándoles por teléfono, lo que me permite estar en el gimnasio, en MegaSport, dos, tres, cuatro y a veces hasta siete horas haciendo todo tipo de ejercicios».

Pesaba 180 kilos

Y es que Enrique, que mide 1,75 de altura y que no fuma ni bebe –no ha bebido nunca y fumar lo ha dejado hace cuatro meses–, hasta no hace mucho pesaba 180 kilos. O lo que es lo mismo, muchos, demasiados, kilos, «cosa que repercutía, y no muy bien por cierto, en mis rodillas y tobillos… Y si estaba tan gordo era porque no comía bien y encima mucha cantidad y de forma desordenada. Me hinchaba a almendras, pipas, helados… Y de hacer deporte, nada de nada… O bueno, sí, pero apenas nada. Fíjense como estaría, que los jerséis que me ponía eran de la talla 6XL, y los pantalones de la 76… ¿Se imaginan cómo estaba? Entonces un buen día me dije ¡basta! ¡Se acabó! Y empecé a comer poco, y algunos días nada, cosa que no es buena, pero pensé que era la mejor forma de perder peso.

También me apunté a MegaSport, donde me pasaba horas y horas, a veces hasta siete, haciendo ejercicio, sudando, perdiendo grasa... No tenía ningún preparador que me orientara, así que me las arreglé solo, a base de mucha bicicleta y cinta estática, también bicicleta elíptica, es decir, mucho aeróbico y nada, o muy pocas, pesas. Al principio me costó… Me cansaba, ¿saben?, pero yo estaba decidido a seguir como fuera. Luego me planteé lo de las comidas, descartando desde el primer día lo de seguir comiendo ‘a mi bola’, desordenadamente, lo que fuera y a la hora que fuera, que es como venía haciendo hasta entonces. Así que menos grasas, por no decir ¡grasas fuera!, y más proteínas y verduras. ¿Que si consulté a algún médico? No, a ninguno… Bueno, en una ocasión que me hice una analítica para ver cómo iba, el médico me dijo que no comer, o comer poco, como hacía algunos días, no era recomendable. Pero me dijo que siguiese. Por eso recomiendo a personas que están como yo estuve, que antes de dar el paso y dejar de comer desordenadamente para adelgazar, que consulten con el médico y que opten por la llamada ‘dieta equilibrada’».

Hoy, 90 kilos menos

Otro de los consejos que le dieron, y que poniéndolo en práctica vio que era bueno, «es que pienses que nada es fácil, sino que todo lleva su tiempo, es decir, no pienses que si haces ejercicio y una dieta, en dos meses vas a perder todo lo que te sobra. Piensa que si el proceso es lento, que pierdes dos kilos en vez de los que te imaginas que podías perder, alégrate, pues todo lo que sea bajar peso es bueno. Es decir, cada día, cuando te levantes, piensa en que hoy es el primer día del resto de tu vida y que lo de ayer no cuenta, y así piénsalo cada día… Con esa mentalidad, ejercicio y no comiendo de la forma desordenada como comía antes, en siete meses he bajado 90 kilos.

¿Mi objetivo? Una vez que llegue a los 85 kilos, me planto, y a partir de ahí, procuro mantenerme… Hace unos meses engordé un poco, ya que me operaron de la córnea de un ojo, y entre una cosa y otra gané siete kilos. Pero ya los perdí volviendo al ejercicio diario». Ni que decir tiene que los helados, las pipas y las almendras ya no entran en sus planes, vamos, que los tiene más que olvidados. «Y si algún día, por lo que sea, como más de lo previsto, al día siguiente como menos y ‘aprieto’ más en el gimnasio. Ya digo, todo es cuestión de mentalizarse, de decirte que tú también puedes hacerlo, y una vez que te pones a ello, piensa que los avances no son inmediatos, sino que se van produciendo poco a poco. Y otra cosa más: yo he adelgazado por estética, pero sobre todo lo he hecho por salud. Porque a día de hoy, mi salud nada que ver con la de cuando pesaba 180 kilos».

De la talla 76 a la 40

Mientras tanto, ahora, con 90 kilos en busca de los 85, las prendas de la talla 6XL se han reducido a la L, y los pantalones han pasado de la 76 a la 40, y en según qué tipo, a la 38. «Eso me ha supuesto dos cosas: reducir el peso y verme obligado a renovar todo el armario, que me ha costado ‘una pasta’. Pero la doy por bien gastada».

Lo dicho: menos comidas grasientas, menos chuches y más orden en la alimentación es igual a menos peso y más salud.

Por cierto, Enrique ha tenido experiencias acerca de los ovnis. Es más, no solo los ha visto sino que también los ha fotografiado. «No he visto al ser que maneja el ovni, pero sí he visto al aparato. ¿Que cómo era? Pues como una araña, con cuatro especie de patas y otras tantas luces muy brillantes. Lo vi saliendo de Inca y me siguió hasta la altura del hipódromo, que fue donde desapareció». Pero esta es otra historia, que dejamos para otro día.