Jaume Mateu, Jaume Santandreu, Miguel Ángel Castell y Cati Castell, soportes de Can Gazà, felices con la plataforma elevadora. Pues que dure muchos años. | R.L.

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Este miércoles fue un día importante para la gente de Can Gazà. El obstáculo que representaba para muchos de sus moradores subir la escalera ha pasado a la historia, y es que gracias a la solidaridad del ciudadano de a pie ya tienen elevador. Desde hace tres días, una plataforma sube y baja a los residentes, por lo que se pueden olvidar de la empinada escalera que tenían que superar. Juanito, por ejemplo, uno de los veteranos de la casa sin una pierna, tenía que subir y bajar por ella sentándose en los escalones. ¿Se lo imaginan? La subida era peor que la bajada, todo porque en esta última la fuerza de gravedad jugaba a su favor, lo contrario que en la otra, de ahí que se pasara semanas sin bajar…. Pues bien, fue quien estrenó la plataforma elevadora.

Y el segundo fue Lorenzo, que va en silla de ruedas. Lorenzo fue trabajador en el mundo de la construcción y por una serie de circunstancias a día de hoy vive en Can Gazà. Un lugar en el que tiene con que abrigarse y mantas en la cama.

Siempre con el respirador

Por cierto Juanito, siempre tiene que llevar un aparato que le permite respirar y que va conectado a él a través de un fino tubo de plástico de quince metros del que no se desconecta nunca, ni cuando duerme, «pues gracias a él respiro», nos dice, en lo que se prepara la dosis de pastillas que se toma por la mañana con el desayuno, a las que se debe sumar otra similar –cuatro o cinco unidades distintas– por las noches. «Y es que gracias a las pastillas y el oxígeno que me llega a través del tubo vivo. Bueno, vivo también por lo que como, trabajo… Porque aquí, o poco o mucho –aclara– trabajamos todos. Y vivo también gracias a la compañía que nos hacemos unos a otros».

El residente, muy feliz, estrenó la plataforma elevadora.
Juanito, muy feliz, estrenó la plataforma elevadora.

En lo que esperamos a que los instaladores de la plataforma finiquiten el trabajo, seguimos escuchando a Juanito y a Jaume. Este nos cuenta que a tenor de las comidas que preparan para el comedor social Zaqueo, que son cinco veces cada mes, «en los últimos tiempos nos damos cuenta de lo mucho que ha subido la cola del hambre, pues cuando empezamos condimentábamos solo para 80 y ahora estamos en las 200. Por cierto –apostilla–, desde aquí quiero dar las gracias a Ramaders Agrupats, empresa cárnica de Felanitx, por la carne que nos hizo llegar para preparar la última comida que mandamos a Zaqueo».

Le falla una mano

Juanito, que además de ser uno de los telefonistas de la casa se pasa mucho tiempo en la cocina, siendo su especialidad cortar verduras –«¡tendríais que ver la rapidez con que lo hace!», nos dijo Jaume– duerme en la misma habitación que este. Y duerme sentado en su silla de ruedas, enchufado al oxígeno, apoyando la cabeza en los brazos que coloca sobre el edredón que envuelve parte de su cuerpo. También lo hace en el salón, frente a la ventana. Y por lo que se ve, duerme como un lirón. «Y es que –dice–, todo es cuestión de acostumbrarse en esta vida». Y lo dice con conocimiento de causa, por dormir así desde que le amputaron la pierna hace años, amputación a la que ahora se suma otro problema, el que tiene en la mano derecha, cuyos dedos apenas puede mover. «Hace años, cuando empecé a sentir molestias, fui al médico, que me dijo que tenía que esperar a que me avisaran para operarme, cosa que hicieron ¡cinco años después! Tras la operación, me dijeron que los dedos no habían quedado del todo bien… Que si me hubieran operado antes, el resultado hubiera sido mucho mejor. ¿Antes? Pero si me dijeron ‘ya te llamaremos’… Y sí, me llamaron cinco años más tarde. En fin… –dice mientras se mira la mano– Qué quieres que te diga».

También se han terminado los problemas para Lorenzo.
También se han terminado los problemas para Lorenzo.

Juanito, que es extremeño, de Almendralejo, nos recuerda que de su pueblo es también el exmarido de la reina Letizia y que, mientras estuvo casada con él, se la vio mucho por allí: «Recuerdo que más de una mañana, temprano, iba a tomar chocolate con churros en el Bar el Abuelo, que estaba en la plaza del mercado. Pero de eso ha pasado mucho tiempo».

Todos contentos

A todo esto regresa Jaume, diciéndole a Juanito que se prepare, que va a tener el honor de ser el primero en usar la plataforma, cosa que hace tan solo medio minuto más tarde. Ni que decir tiene que alucina, pues ¡anda que no hay diferencia de hacerlo así, sentado cómodamente en la silla de ruedas, que descender sentado, de escalón a escalón! Pues que sea por muchos años.

Jaume Santandreu también tenía dificultades en la escalera.
Jaume Santandreu también tenía dificultades en la escalera.

Al estreno de la plataforma se sumaron el presidente de Can Gazà, Jaume Mateu Martí; la administradora, Cati Castell Perales, y naturalmente Jaume Santandreu con su compañero de por vida –y del alma– Miguel Ángel Castell.

¡Enhorabuena! y gracias a quiénes han colaborado.