Santandreu no celebrará este año la Navidad, pero recordará a los Santos Inocentes.

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Jaume Santandreu, cabeza visible de quienes viven en Can Gazà, a quien visitamos el viernes para ver cómo iba el asunto del elevador que tratan de colocar en la escalera que comunica la planta baja con el primer piso, donde está el comedor, las habitaciones, la cocina, el recibidor, etc., del edificio –elevador imprescindible, sobre todo para los que tienen problemas de movilidad, que son prácticamente todos– nos dijo que este año no van a celebrar ni la Nochebuena ni la Navidad, «pues no tenemos motivos para hacerlo», pero sí el día de los Santos Inocentes, «y más que una celebración será un recordatorio a los niños muertos en la guerra entre Hamás e Israel y en la de Rusia contra Ucrania. Porque, ¿sabes? –nos dice sentado, junto a la citada escalera, metido en una especie de poncho, pues el tiempo ha refrescado–, este año se está repitiendo lo que ocurrió hace 2020 años, cuando la Sagrada Familia, advertida por un ángel, huyó a Egipto, puesto que Herodes quería matar al niño Jesús, y al no dar con él ordenó aniquilar a todos los niños de su edad, a la sazón dos años, niños que han pasado a la historia como los santos inocentes, y que son como los niños que ahora, bajo las bombas de judíos y terroristas de Hamás, están cayendo en Gaza y han caído en los kibutz israelitas».

Hay que tomar conciencia
Pues no le falta razón a Jaume al negarse a celebrar la Navidad y sí el día de los Inocentes, donde, en uno y otro frente, están muriendo miles de ellos. Frentes de guerras cruentas y sin sentido, originadas solo por la locura de unos pocos, ante la postura indiferente de los políticos, que salvo hablar y reunirse sobre moqueta de cinco centímetros de grosor, no hacen nada más. Por eso, creemos también, al igual que piensa Jaume, que es momento de tomar conciencia de ello y dejarnos de celebraciones navideñas y pensar en esos inocentes.

Por ello, no estaría de más que este día de los Santos Inocentes, a celebrar el 28 de los corrientes, las banderas de los ayuntamientos de Balears, así como las de los consells insulares y el Govern, estuvieran a media asta. Seguramente alguno exclamará que «¡qué dice este tío!» Pues sí, ¿y por qué no? ¿Acaso no son miles los niños que están muriendo de un tiempo a esta parte por guerras que nadie sabe parar?

El alcalde, Jaime Martínez, y el teniente de alcalde, Javier Bonet, asistieron al acto.

Los chinos y el golf

Noches atrás tuvo lugar la presentación en sociedad del Mallorca Club Chinese Golf. Fue en el restaurante La Cocina de China. Este club de golf servirá para promocionar el golf entre la población china de Mallorca y entre toda la comunidad local residente en la Isla. El evento estuvo organizado por Achinib, Asociación China de Balears, presidida por Fang Ji, con el fin de dar a conocer la afición por el golf de la comunidad china residente en Mallorca, y al mismo tiempo la cada vez más estrecha relación de China con Mallorca, lo cual se puso de manifiesto con la asistencia al evento de cerca de cuarenta empresarios chinos y empresarios de Balears, quienes disfrutaron de una cena que tuvo lugar en el citado restaurante de la calle Aragón, de Palma.

En el transcurso del acto, el presidente del Mallorca Club Chinese Golf, Sr. Lu, agradeció a sus compatriotas la apuesta por el golf así como la cercanía del alcalde de Palma, Jaime Martínez, y su equipo, representado en este acto por el primer teniente de alcalde de Turismo, Deportes y Restauración del Ajuntament de Palma, Javier Bonet, y por la regidora de Interculturalidad e Igualdad, Lourdes Roca.

Hay que decir también que a la cena –en la que no faltaron los brindis, o gampei–, asistieron representantes del Club de Golf Arabella, Corte Inglés, RCD Mallorca, Eulen, Fundación CaixaBank Balears y Fundació Monti-sion Solidària. Por último, resta señalar que la parte musical del evento estuvo organizada por el artista, y empresario, Álvaro Anaya, que presentó varios espectáculos, entre ellos un cuadro flamenco que deleitó a los asistentes con el más puro arte tradicional español, además de una performance contemporánea que dejó a los asistentes muy complacidos.

Pues va en serio...

La otra noche –sobre las 20.00 horas– en la calle Nuredduna de Palma, tres policías locales tenían parados a dos ciudadanos que llevaban un patinete consigo. Al de más edad, que venía andando y que llevaba el correspondiente –y obligatorio– chaleco fluorescente, solo le pidieron que se identificara. Al otro, menor de edad, le multaron. Por dos motivos: porque iba sobre el patinete, y porque no llevaba el peto fluorescente. La multa ascendió a cien euros. «Si la paga ahora, serán 50», le dijo el policía. El chaval, que no llevaba ese dinero encima, no tuvo más remedio que firmar la sanción, e irse a pie, tirando de su patinete.

Como los policías habían dejado su coche entre Nuredduna y plaza de las Columnas, saltaron las alarmas entre los usuarios de patinetes, puesto que los que vimos, seis o siete, cruzaban la calle andando, llevándolo de la mano. Es más, al día siguiente, a la misma hora, volvimos a pasar por dicha calle, quedándonos en ella durante casi una hora, y los patineteros iban andando, tirando del patinete.

La Policía Local de Palma intercepta en vía peatonal a un ‘patinetero’.

Y encima, con carril-bici
¿Que qué nos parece que la Policía sancione a los patineteros que circulan en zonas peatonales? Pues que es justo y necesario, entre otras cosas porque circulan por una zona que, como su nombre indica, es solo para peatones, no para patinetes y bicicletas. Ahora bien, esa vigilancia la deben hacer en otras calles peatonales, como Sant Miquel, Oms, Plaça Major, Plaça d’Espanya, Blanquerna, etc., calles que, como estas dos últimas, llevan incluidas carriles-bici, y en esta última, el carril-bici a 57 centímetros de la línea que lo separa de las terrazas de los bares, lo cual es un peligro para los que se sientan en ellas, pues al menor despiste del que lleva el patinete, este y su conductor pueden atropellar a quien se esté tomando tranquilamente una cerveza en alguna de esas terrazas, que son bastantes. Además, el otro sin sentido de la calle Blanquerna es que, además de ser peatonal, su carril bici termina en una acera paralela a Comte Sallent, que es peatonal, por la que siguen, ahora, sorteando peatones.